La aparición de las secciones de historia de América en las universidades contribuyó a la democratización de la investigación histórica

La directora del Archivo General de Indias, Magdalena Canellas, ha impartido hoy en Llerena la conferencia inaugural "El archivo General de Indias: contenidos, secciones y nuevas tecnologías". Se trata de un archivo que contiene la documentación relativa al gobierno y administración de los territorios ultramarinos, no sólo de América sino también de Filipinas, procedente de los fondos del Consejo de Indias (Madrid), la Casa de contratación y el Consulado de Mercaderes. "De documentación colonial sólo cuenta con una sección de papeles de Cuba y una colección de retratos de los capitanes generales de Cuba, que es el testimonio de los gobernantes de 100 años, y que actualmente el Instituto de Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía está restaurando".

Canellas ha señalado que este archivo es una "obra de la Ilustración", pues es a lo largo del siglo XVIII cuando surgen las primeras corrientes historicistas, y su puesta en marcha viene motivada por dos aspectos: la exigencia de tener la documentación en orden y contar con testimonios para establecer los presidios por ejemplo; y la necesidad de contestar a la nueva corriente de historiografía extranjera sobre el nuevo mundo surgida en 1767, que comenzaba a establecer "la leyenda negra" de la intervención de España en América.

Y ha señalado dos protagonistas en su fundación: el secretario de Estado de Indias, José de Gálvez, el único oficial del siglo XVIII que estuvo en América, y el cosmógrafo e historiador Juan Bautista Muñoz (1745-1799), quienes impulsaron la escritura de esta real y verdadera historia y constataron la necesidad de acudir a fuentes primigenias para hacerlo.

Según Canellas, esta historia de América no se escribió sino que se está actualmente escribiendo a través de los trabajos de los investigadores. No es hasta el siglo XIX cuando surgen las primeras corrientes historicistas que abren la investigación histórica a otros públicos, ya que hasta entonces los archivos sólo estaban disponibles para la Corte.

De las investigaciones por encargo a la democratización

Pero hasta principios del siglo XX no cambia la tendencia con la aparición de las Reales Academias, en los años 20 con las investigaciones por encargo y en los 40 con la democratización de la investigación histórica tras la creación de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos y la aparición de las secciones de Historia de América en las universidades.

Así el archivo vivió un auge de investigadores de los años 30 a los 80 cuando comenzó la informatización y cambio el concepto de investigador: ahora se habla de usuario. Este archivo se sometió a un experimento de aplicación de las nuevas tecnologías en todos los procesos de mecanización de la gestión y descripción. Además de la descripción se ha pretendido también reproducir la documentación que por su uso en sala estaba estropeada. Tras los últimos cinco años de obra el archivo ha quedado dividido en dos sedes una para los investigadores y otra para los usuarios, y en el plazo de los últimos 10 años las imágenes han sido transformadas en tres formatos, aunque la tendencia es a reproducirlas en microfilm.