"Armstrong nunca te echa una bronca, te da confianza"
José Luis Chechu Rubiera (Gijón, 1973) ha estado cinco años ayudando a Lance Armstrong a ganar el Tour; Benjamín Noval (Mieres, 1979), dos. Son, junto a Manolo Triki Beltrán, que se dio un golpe tremendo en la cabeza camino de Digne les Bains, los españoles del Discovery Channel. Ciclistas que han sabido servir al todopoderoso señor con la humildad y dedicación que se reclama a un doméstico. En esta conversación los dos asturianos explican cómo ha sido su relación con el tejano.
EL PAÍS. ¿Recuerdan el día que les ofrecieron formar parte del equipo de Lance Armstrong?
Rubiera. Perfectamente. Me llamó Johan Bruyneel al final de la temporada 1999 y me preguntó cuándo acababa contrato con Kelme. "Me queda un año", le contesté. Al año siguiente, un día antes de llegar a París, me volvió a llamar. Le dije que hablara con Toni Rominger, mi representante, y no hubo problema.
Rubiera: "En una etapa me preguntó qué tal iba. Le dije: 'Lance, no voy bien'. Y fue y me soltó: 'Tranquilo, tío, tengo las piernas impresionantes"
Noval: "Será raro no escucharle decir por el hotel: '¿Qué pasa, macho?'. Habla mucho en castellano. Es muy buen tipo"
Noval. A mí me llamaste tú, ¿te acuerdas? Terminaba contrato en el Relax...
R. Sí, durante la Vuelta a Burgos. Un día entrenando me contaste que terminabas contrato, que tenías alguna oferta y cuando empezó la temporada se lo dije a Johan. Le di dos nombres, por si le interesaba. No me dijo nada, pero según le vi imaginé que le gustaba el tipo de corredor. No tardaste nada en llegar a un acuerdo...
N. Qué va. ¡Con la ilusión que me hizo! Poco después ya estaba en Austin, en la concentración de pretemporada. Tú no estabas.
R. No, porque ésa es para los nuevos. Pero no tuviste mucho problema para integrarte, ¿no?
N. Bueno, con el idioma un poco. Tengo nivel de COU, o sea, bastante pobre. Ahora lo entiendo más, pero no creas. Menos mal que tú lo hablas muy bien.
R. He mejorado mucho, sí, pero cuando hablan en slang, me cuesta un poco. Yo lo que más recuerdo de mis primeros días en el equipo es de lo impresionado que estaba por tener a Lance al lado. De hecho, le veo y me sigue impresionando.
N. A mí me pasó al revés. Al principio estaba encantado, le miraba a mi lado y pensaba: "¡Estoy trabajando con el mejor!". Luego, cuando lo pensé mejor y vi lo que me cuesta llegar arriba en algunas etapas y le miro y veo a un tío que ha ganado lo que él ha ganado... ¡vaya si impresiona!
R. Pero es muy agradable en el trato, la gente debe pensar que es un tío estirado y en absoluto...
N. Es una persona que enseguida se preocupa de que te integres, te hace fácil las cosas porque te da confianza. Recuerdo el primer día que me dijo: "Oye, Benja, te será más fácil remontar el pelotón si te mueves así...". A ti no te llama Chechu, ¿no?
R. Cada vez más, pero hasta hace poco me llamaba Cheku, por culpa de Willy Balmat, el cocinero suizo.
N. A mí de vez en cuando me llama Toro, no sé por qué. ¿Siempre ha sido así?
R. Sí, siempre igual de centrado, tranquilo, con las cosas muy claras. Si le preguntas a George, que le conoce desde los 17 años, tal vez le haya visto diferente, pero yo no. Bueno, igual en carrera sí ha sido el año que le he visto mas relajado.
N. Sí, igual sí está más relajado. El año pasado fue distinto, claro que yo también iba más tenso, igual era por eso, era mi primer Tour, y bastante tenía con tirar para adelante como para fijarme en él.
R. Es que el año pasado había mucha presión mediática. Además, físicamente este año está fino.
N. Impresionante. Yo creo que Lance ha disfrutado más con este Tour que el pasado, y creo que nosotros también, quitando el día de la Schlucht, lo hemos llevado muy bien.
R. ¡Calla!, vaya tardecita pasamos. Pero que quede claro, porque me consta que se han dicho muchas cosas: no hubo ninguna bronca. Somos suficientemente responsables para saber si lo hacemos bien o mal, sabemos qué se espera de nosotros y sabíamos que ese día no estuvimos a la altura.
N. Yo no recuerdo una bronca de Lance. Nunca. Consejos, sí.
R. Además, este año si hubiéramos fallado más, ni se hubiera notado. Está muy fuerte. Y eso que la carrera ha sido durísima. Creo que no he tenido una conversación con nadie en el pelotón en todo el Tour por las prisas con que se marchaba. Y soy de los que suelen charlar bastante.
N. Ya lo creo. El año pasado hubo más caídas, pero éste se ha ido a una velocidad... No hay ningún equipo que haya trabajado más que nosotros.
R. En una de esas etapas de inicio frenético, se me acercó y me preguntó qué tal iba. Es algo que suele hacer mucho, preguntarnos cómo estamos y esas cosas. Pues le dije: "Lance, no voy bien, no voy bien". No sé quién estaba a mi lado que le dijo, "Lance, no". Y va y me suelta: "Tranquilos, tíos, tengo las piernas impresionantes". ¿Tú sabes cómo te libera eso? Sabemos que si él va bien es imposible que alguien le haga daño.
N. No se ganan dos etapas si no estás fuerte.
R. Bueno, la casualidad fue decisiva. Ni en la de Hincapie ni en la de Savoldelli estaba preparado.
N. ¡Ni tú ni Paolo os disteis cuenta de que os metías en fuga!
R. ¡Qué va! Se cortó el pelotón y no nos enteramos hasta que nos lo dijeron por el pinganillo. Y Paolo, cabreado: "¡Chechu, vámonos para atrás, que yo no me quiero escapar, que no ando bien!", me decía. Y fue y ganó.
N. ¿Te acuerdas lo contento que estaba Lance el día que ganó Hincapie?
R. Es lógico, son amigos desde chavales. Lance mira a George y no necesitan decirse nada.
N. Pero yo creo que eso nos pasa un poco a todos. Tenemos una mentalidad de bloque muy buena y una ventaja, que es un líder que te tranquiliza mucho, porque le ves tan fuerte que sabes que no va a fallar. No ha tenido necesidad de atacar ningún día, eso es verdad.
R. Una vez, en el Courchevel, y sentenció el Tour. Luego manejó la carrera a su conveniencia. Es lo que nos dijo Johan una tarde, ¿te acuerdas?: "Tranquilos, que se han de mover los otros". Pero es cierto, somos un equipo muy hecho, no nos tienen que decir lo que hay, porque sabemos cómo piensa Lance, sabemos anticiparnos a las órdenes de Johan... No necesitamos que nos diga cuándo levantar el pie...
N. Tenemos las cosas muy claras. Por eso no tenía sentido pelearte por la clasificación por equipos. El objetivo era el séptimo, y lo tenemos. Ya está.
R. ¿Tú ya tienes asumido que no volveremos a correr con Lance? Se hará raro, ¿no?
N. Pues sí... Ahora que lo dices, ya no escucharemos por los pasillos de los hoteles: "¿Qué pasa, macho?".'
R. Ni "¡qué pasa, cabrones!".
N. ¿Y cuando algo sale bien? "¡Sí señor, sí señor!", dice. Habla mucho en castellano, es muy buen tipo.
R. Hemos tenido suerte de poder trabajar con él. Ahora a ver qué pasa, quién toma su relevo.
N. George o Popovych, ¿no?
R. Seguramente. Igual nos implicamos más en las clásicas o en el Giro. A mí me gustaría volver a la Vuelta.
N. Yo a Popovych le veo ganando el Tour, seguro.
R. Será un buen líder. Otro habría venido en plan estrella, y éste ha bajado a por bidones como un gregario más. No me importaría trabajar para él o para George.
N. Seguro que serían tan generosos como lo es Armstrong: ¿Tú crees que nos regalará otro maillot dedicado este año?
R. Igual un leoncito. Otra cosa no, pero agradecido ya es, ya.
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