Roberts trata de ganar apoyos para ser juez del Supremo
El martes por la noche George W. Bush anunció que John Roberts era su candidato para ocupar el primer sillón vacante en el Tribunal Supremo de Estados Unidos desde hace 11 años. Desde ese momento, el joven juez Roberts no ha perdido un minuto. Sus últimas 48 horas han sido una carrera para ganarse a aquellos que tienen que dar el visto bueno a su candidatura a partir de septiembre: los senadores de la Cámara Alta norteamericana.
Roberts, de 50 años, comenzó el pasado miércoles la conquista hacia la más alta instancia de poder del sistema americano entrevistándose con miembros del Comité de Asuntos Jurídicos del Senado, que será el primero en debatir sobre su candidatura. Posteriormente, la votación pasará al pleno. El magistrado Roberts volvió ayer al ataque y mantuvo encuentros con senadores de ambos colores políticos. Desde que se anunció que sería él, un juez católico y claramente conservador, quien ocuparía la vacante dejada a principios de mes por Sandra Day O'Connor, varios demócratas han manifestado sus dudas sobre si su partido usará finalmente el filibusterismo (capacidad de bloqueo de una ley o de un nombramiento). Dentro del Partido Demócrata no faltan quienes creen que es poco lo que se sabe de un juez que formaba parte de un tribunal de apelación nombrado por Bush. Por eso, no pararán de buscar documentos que aporten datos sobre cómo se comportará Roberts en el alto tribunal, caracterizado en estos tiempos por su delicado equilibrio de poder entre conservadores y liberales.
El juez de todo el mundo
Roberts no es un juez "activista", es "el juez que todo el mundo desearía", aseguró el presidente del Comité, el senador republicano Arlen Specter. Para el senador demócrata Joe Lieberman, Roberts es "un candidato creíble, nadie que tenga un historial extremista en ningún aspecto". Algunos de los senadores del llamado Grupo de los 14 -equipo de siete senadores republicanos y siete demócratas que se creó para evitar que los republianos terminaran con el filibuterismo- también han expresado ya su apoyo a la candidatura de un juez que por su juventud podría sentarse en el Supremo durante el próximo cuarto de siglo.
Son cada vez más los analistas que coinciden en que va a ser muy complicado frenar la entrada en el Supremo del juez elegido por el presidente. La mayor incógnita sobre el juez Roberts tiene que ver con la sentencia Roe contra Wade, que dio respaldo constitucional a la interrupción del embarazo. Roberts ha explicado su postura de entonces con una justificación: no es lo mismo actuar como abogado que como juez.
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