¿Un nuevo museo para Euskadi?

Ha sorprendido a propios y extraños el escrito del senador peneuvista Iñaki Anasagasti, solicitando la urgente constitución del Museo Nacional Vasco de Historia. Razona el político que, a la vista del desconocimiento popular respecto a figuras como Churruca, Legazpi y Urdaneta, y vista su contribución a la historia de la Marina, este museo es necesario, "dada la oceánica incultura que tenemos (los vascos) sobre nuestras grandes personalidades históricas".

Si no tenemos en cuenta la omisión en su artículo del eximio Juan Sebastián Elcano y otros ilustres marinos y cartógrafos vascos, la idea es buena. Lo que sorprende realmente es que ese artículo sea obra de un nacionalista pata negra e ignore que en su partido se huye -por principios y como de la peste- de cualquier elogio de los vascos universales que hicieron historia bajo pabellón español, y aún más si fueron militares (Ignacio de Loyola, por ejemplo). Por ello, la Historia propia, según el nacionalismo, esta compuesta por clérigos de segundo orden, poetas semidesconocidos y escribientes de ayuntamiento, si hacemos caso del nomenclátor callejero de Bilbao, San Sebastián y pueblos. Claro que el citado artículo comienza con una ferviente invocación a que el euskera sea lengua de uso habitual en el Congreso y en el Senado, petición que chirría si tenemos en cuenta que no se conoce ni una sola oportunidad en que el citado senador haya dicho una palabra en euskera más allá de "Egun On".