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Reportaje:MUJERES

Un baluarte contra el islam radical

Tuvo unas palabras amables conmigo". Rajja Naji Mekaoui aún recuerda con emoción los elogios que le profirió el rey Mohamed VI cuando, hace dos años, concluyó el sermón que pronunció ante el monarca y su séquito en una velada de ramadán (mes de ayuno musulmán).

Mekaoui, una rifeña de 46 años, fue la primera mujer elegida para predicar ante un soberano que es también Comendador de los Creyentes. En las tardes del ramadán, Mohamed VI preside estas ceremonias espirituales, que a veces retransmite la televisión. Catedrática de derecho de la salud en la Universidad Mohamed V de Rabat, Mekaoui dedicó su intervención a "la universalidad de la estructura familial en un mundo con múltiples particularidades".

El Ministerio de Asuntos Religiosos acabar de crear una escuela para formar a predicadores en las mezquitas, y un tercio de sus alumnos serán mujeres
Las autoridades marroquíes confían en que las mujeres introducirán sensatez en el universo convulso de las mezquitas, cuyo control intentan retomar

La profesora fue pionera, en noviembre de 2003, pero el auge del islamismo extremista ha incitado desde entonces a las autoridades marroquíes a echar mano de las mujeres para intentar frenar el radicalismo religioso que ha hecho mella en amplias capas de la población.

Al año de los atentados que sacudieron Casablanca, y que se saldaron con 45 muertos, Mohamed VI anunció que era necesario "renovar el ámbito religioso para vacunar a Marruecos contra las veleidades extremistas y terroristas". Esa renovación ha conllevado, hasta ahora, dos iniciativas sorprendentes en un país de tradición islámica.

La primera consiste en que el Ministerio de Asuntos Religiosos de Marruecos va a formar a los predicadores (moshedat) de las mezquitas para evitar que "incultos y descarados embaucadores", como los describe el rey, enfervoricen a las masas con sus discursos exaltados.

De la escuela que está poniendo en pie el ministerio saldrán cada año 150 predicadores, y un tercio serán mujeres. La proporción de aspirantes femeninas a seguir ese cursillo de doce meses es aún mayor. El 42% de las candidaturas recibidas por la escuela, cuyos alumnos cobrarán 185 euros mensuales, corresponde a mujeres.

Las moshedat podrán impartir clases en las mezquitas, pronunciar sermones, prodigar consejos espirituales. "Entre ellas y el imán habrá una única diferencia, y es que no podrán dirigir la oración del viernes", el día sagrado de los musulmanes, explica Mekaoui.

Profesiones accesibles

¿Podrán algún día las mujeres ser imanes (sacerdote musulmán)? Mekaoui titubea un poco y acaba contestando: "No es del todo imposible". "La estrategia puesta en marcha por el rey hace que ya no hay prácticamente profesiones tabúes para las mujeres, no hay tareas vetadas", añade orgullosa. Ni siquiera la de oulema (sabio de la ley islámica) sigue siendo un coto cerrado masculino.

El segundo atrevimiento de Mohamed VI consistió en nombrar, en abril de 2004, a una mujer, Fatouma el Kebbaj, en el Consejo Supremo de los Ulemas de Marruecos, el órgano que, bajo su supervisión, establece la doctrina religiosa. Kebbaj forma incluso parte de la comisión de las fatwas, la que elabora los edictos islámicos.

Otras 35 mujeres accedieron también, en la primavera del año pasado, a los consejos regionales de ulemas. "Es una revolución", sostiene Mohamed Darif, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mohamedia.

Kebbaj es una mujer bajita, nerviosa y sonriente que se resiste a revelar su edad. Licenciada en 1957 por la Universidad Islámica Medersa Bou Inania de Fez, fundada en 1350, y afiliada al Istiqlal, un partido nacionalista, ha dedicado su vida profesional a la enseñanza, excepto una corta etapa en la que ocupó un alto cargo en el Ministerio de Cultura.

La oulema contesta con aplomo cuando se le pregunta qué pueden aportar las mujeres en las instituciones religiosas. "Nuestra sensibilidad es distinta", afirma. "Tenemos más cercanía con los problemas de la sociedad, de la familia, y, por tanto, mayor capacidad de diálogo", añade.

"La mujer", prosigue, "puede transmitir mejor, a través de la educación y de la predicación, los valores del islam moderado con los que luchamos contra el radicalismo y el terrorismo". Es lo que intenta hacer en sus charlas ante los micrófonos de la recién creada Radio Mohamed VI, una emisora coránica.

"Además", concluye Kebbaj con una sonrisa cómplice, "entre las mujeres apenas hay corrupción", un fenómeno que gangrena a la sociedad marroquí. "Somos más honradas que los hombres", lo que inspira confianza a los fieles.

¿Por qué hay un terrorismo que se inspira en una interpretación religiosa? "Por un lado se debe al estancamiento del pensamiento islámico desde hace ya varios siglos", responde la oulema. "El islam es víctima del subdesarrollo de las naciones que lo practican".

"Sufrimos también un cierto vacío espiritual, con una pérdida de valores que provoca una desagregación de la familia musulmana y una relajación de las costumbres de los jóvenes influidos por hábitos que llegan de fuera", se lamenta Kebbaj.

"Llamémosle conflicto cultural o choque de civilizaciones, pero lo cierto es que estamos sumidos en él", asevera Mekaoui. "El inmigrante [musulmán] en Europa lo padece, por ejemplo, de lleno, desgarrado entre le legislación occidental, basada en los derechos individuales, y la de su país de origen, que antepone la estabilidad familiar".

Predicar un islam moderado no está reñido con ser conservadora y poner incluso coto al ascenso de la mujer. "No veo la necesidad de que las mujeres sean imanes", subraya la oulema. "Los grandes teólogos del islam han establecido que sólo los hombres pueden ser imanes". "No me parce mal que una mujer presida la oración, pero siempre y cuando sólo recen con ella personas de su mismo sexo". "Si hay un hombre, debe de ser él quien la encabece".

Fatuma el Kebbaj, primera mujer oulema (doctora del islam) en Marruecos, y Rajaa Naji Mekaoui, primera mujer que predicó ante el rey Mohamed VI.
Fatuma el Kebbaj, primera mujer oulema (doctora del islam) en Marruecos, y Rajaa Naji Mekaoui, primera mujer que predicó ante el rey Mohamed VI.I. C.

Nuevas mezquitas y nuevos imanes

LAS AUTORIDADES marroquíes confían en que las mujeres introduzcan algo de sensatez en el mundo convulso de las mezquitas cuyo control intentan retomar. Hace tan sólo dos años, un 40% de los 33.000 templos que existían en Marruecos escapaba a la tutela del Ministerio de Asuntos Religiosos.

Parte de esas aljamas informales han sido cerradas por la autoridad gubernativa tras los atentados de mayo de 2003 que ensangrentaron Casablanca. Paralelamente, el ministerio ha lanzado un programa para edificar 130 mezquitas al año -el ritmo de construcción se multiplica así por 18-, muchas de ellas en los suburbios de las grandes ciudades.

Pero al frente de los nuevos templos, e incluso de muchos otros ya existentes, hay que colocar a imanes moderados. Marruecos tiene imanes cuyo pensamiento religioso "no ha evolucionado en concordancia con los cambios socioeconómicos", se quejaba Ahmed Tufiq, el ministro de Asuntos Religiosos, durante una reciente visita a los Países Bajos. "Muchos deben ser reconvertidos, y otros, acaso, sustituidos".

Los nuevos imanes serán licenciados, pero a lo largo de los cuatro años de estudio no sólo aprenderán la sharia (ley islámica), sino "el entorno nacional e internacional en el que se desenvuelve su trabajo", precisó el ministro.

Los imanes no podrán, por último, estar afiliados a partidos políticos, según anunció Tufiq ante el Parlamento en abril. Los radicales, ahora privados de mezquita, simpatizaban con grupos extremistas. Entre los ortodoxos, todos ellos funcionarios, un buen puñado milita en el Partido de la Justicia, la única formación islamista legal en Marruecos a la que no gustan las decisiones del ministro.

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