"La carrera es del pueblo"
"Roja. Me la regalaron mis padres", responde Jean-Marie Leblanc cuando se le pregunta por su primera bicicleta.
Pregunta. ¿Recuerda la última vez que se subió a una bici?
Respuesta. En Irlanda, con mi amigo Jean Reveillon, en 1997. Dimos la vuelta a la isla durmiendo en bed and breakfast.
P. Como director del Tour, ¿qué momento no olvidará?
R. La llegada a París en 2003, el año del centenario. La gente nos daba las gracias.
P. ¿Se ha quedado dormido durante alguna etapa?
R. Cada día, en el coche, una cabezada de diez minutos.
P. ¿Bajando qué puerto de los Pirineos se cayó Luis Ocaña?
R. El de Mente.
P. ¿Quien fue Vicente Trueba?
R. La pulga de Torre... Torre... ¡Torrelavega!
P. ¿Qué día empiezan las fiestas de San Fermín?
R. Uno de éstos, ¿no?
P. ¿A qué huele el Tourmalet?
R. A Jacques Goddet.
P. ¿Cuánto calcula que se dejara en teléfono durante el Tour?
R. Lo paga la organización.
P. ¿Qué libro se ha traído?
R. Ninguno. Leo mucho, pero en el Tour no hay tiempo.
P. ¿Le ha resultado más divertido vivirlo como ciclista, periodista o director?
R. Era mucho más libre ejerciendo de periodista.
P. ¿El Tour es suyo o de la UCI?
R. El Tour es del pueblo.
P. ¿Por qué no hay premio para el farolillo rojo?
R. No, no, no... ¡No! ¡Tampoco lo mandamos a casa! Desde siempre se celebra el ganador.
P. ¿Blondin o Machenaud?
R. Blondin. Machenaud es un gran periodista, pero... ¡no sabe de ciclismo!
P. ¿Por qué el Tour no guarda cariño a Armstrong?
R. La gente que pensaba que, tras un cáncer, no era posible ganarlo empieza a tenerle simpatía. Y a respetarle.
