"Madrid tiene posibilidades de ganar los Juegos"
Juan Antonio Samaranch (Barcelona, 1920) dejó la presidencia del COI en 2001, en Moscú, la ciudad en la que oyó su nombre como máximo mandatario 21 años antes. Pasó entonces a ser presidente honorario, con derecho a estar en las comisiones ejecutivas, pero sin voto. Ya no tiene, pues, poderes reales. Sólo dirige el Museo Olímpico, que creó en Lausana (Suiza). Pero su influencia sigue siendo innegable, aunque, diplomático, matiza que no es tanta. Bajo su mandato, el olimpismo cambió radicalmente y entraron en él la gran mayoría de sus miembros actuales. Pese a su edad, despliega una gran actividad y sorprende por su energía. La candidatura de Madrid 2012 ha tenido en él a su consejero y valedor más importante. Y él confía en el éxito. O, al menos, en un magnífico papel. Su astucia le impide ser más optimista. Pero desde que llegó a Singapur, el sábado, no ha parado de hablar con los miembros del COI y muchos opinan que él es la máxima clave, no los políticos ni las estrellas.
"Mirándolo fríamente, es quizá la mejor candidatura al estar muy juntas las instalaciones"
"Conozco muy bien a Rogge, está haciendo una muy buena presidencia y mantiene una imparcialidad elogiable"
"París ha perdido dos veces recientemente, pero la capital española nunca los ha organizado"
"El éxito de Barcelona 92 ayuda porque se recuerda que fueron los mejores Juegos"
Pregunta. ¿Cómo están las cosas a unas horas de la elección?
Respuesta. No están mal.
P. ¿Eso es optimismo o pesimismo?
R. Realismo, porque tampoco se puede saber lo que va a pasar con la igualdad que hay.
P. ¿Puede ganar Madrid?
R. Tiene posibilidades de ganar. Si no, va a quedar muy bien. Brillantemente, en cualquier caso.
P. ¿Ha hecho cálculos?
R. No, pero he hablado con muchos miembros y es mi impresión. Como las candidaturas son muy buenas, entrará la afinidad, la simpatía, la amistad... por unos u otros. Lo normal es que las ex colonias británicas se inclinen por la metrópoli, como también que los votos de Hispanoamérica vayan a Madrid. Con eso se cuenta y, generalmente, no se falla.
P. ¿Cree que va a ser una votación larga?
R. Puede llegarse a las cuatro votaciones. Y, si llega a la última, Madrid puede perfectamente ganar porque recogería el 60% o el 70% de los votos de la eliminada en la tercera.
P. Entonces, ¿Madrid llega en la mejor posición posible?
R. Siempre he dicho que, en la carrera por la sede de 2012, ha habido dos etapas. La primera acabó hace algunos meses, con las visitas de la última Comisión de Evaluación, y se trataba de presentar una candidatura de valor, digna, muy bien estructurada. La segunda ha sido convencer a los miembros del COI de la bondad de la candidatura. Directa o indirectamente, se ha establecido contacto con el centenar largo de miembros y tengo que reconocer que la recepción ha sido bastante buena. Para ellos, es una magnífica candidatura.
P. ¿Qué diferencia encuentra entre esta elección y la de 1986, con vistas a 1992, que ganó Barcelona?
R. Una muy importante: yo era el presidente del COI y si no hubiera salido Barcelona habría sido como un voto de censura, lo que tenía mucha importancia. Hoy tengo bastante prestigio, no poder.
P. ¿Ningún poder?
R. Bueno... Relativamente, tengo alguno. Pero, si comparamos el que tiene el presidente del COI con el de honor, es el día y la noche.
P. Una gran mayoría de miembros han entrado bajo su mandato y algo le deben.
R. Han entrado bajo mi mandato, pero porque se lo habían ganado y se lo merecían. No por una decisión mía o por el hecho de que fuesen amigos míos. Además, en la vida hay que reconocer que se olvida muy pronto.
P. Pero el hecho de que le apoyaran de forma casi unánime cuando en 1999 pidió su refrendo en el cargo tras el escándalo de corrupción de Salt Lake fue significativo.
R. Sí, pero aquello no tuvo nada que ver. Fue una crisis gravísima en la que tomamos decisiones importantes, como la expulsión de algunos miembros, y, en cambio, por parte de Estados Unidos, porque en estos casos no sólo hay un culpable, no pasó nada. Pero fue algo muy beneficioso. Lo pasamos mal, pero, gracias a la crisis, pudimos convencer a los miembros de que nuestra organización estaba en peligro y había que hacer cambios drásticos. Hice una comisión, llamada COI 2000, en la que el 50% de los integrantes eran de fuera, como Henry Kissinger o Giovanni Agnelli, e introdujimos esos cambios en la Carta Olímpica, nuestro reglamento. Suponían la renuncia de los miembros a una serie de prerrogativas y ventajas. Por ejemplo, bajamos el límite de edad a los 70 años y todos deben ser reelegidos cada ocho. Se redujo el número a 115, cifra que quizá se logre ya en 2006, de los que 70 serán los normales, 15 representando a los comités nacionales, 15 a las federaciones internacionales y 15 a los deportistas y elegidos por ellos mismos. O sea, que lo máximo que puede haber de esos 70 miembros normales es uno por país. Y todas estas renuncias las aceptaron los miembros porque tenían temor a que pudieran ocurrir cosas que perjudicaran al COI. Aprovechamos la crisis para un cambio total al convertirlo en una organización mucho más moderna, abierta, participativa y comprensible para la gente. El COI era una parte del movimiento olímpico y hoy es el movimiento olímpico en sí mismo porque en su seno están las federaciones, los comités y los deportistas. Y esto evita conflictos como ahora con la reforma del programa. Si no estuvieran las principales federaciones como miembros, sería un momento difícil. Pero su presencia ha evitado el problema y muchas cosas más.
P. ¿Cree tener más amigos o enemigos entre los miembros?
R. Hay muchas categorías de amistad. Unos son muy amigos y otros amigos, conocidos. Con algunos sí he mantenido una gran amistad durante muchos años.
P. Pero, dentro de lo particulares que son las elecciones en el COI, ejemplos como el refrendo de 1999 le harán pensar que sí tiene poder.
R. Yo no soy el presidente del poder actual, pero nadie puede olvidar tampoco que en ese año, 1999, hicimos el cambio entre todos y yo pedí un voto de confianza, que exigí que fuera secreto, y sólo hubo dos en contra, algo impresionante. Realmente, no era un voto de confianza, sino que los miembros esperaban y creían que la persona que podía salvar aquel momento tan grave era yo.
P. ¿Está usted trabajando y apoyando la candidatura convencido de que es buena o está vendiendo humo por patriotismo?
R. La candidatura, mirándolo fríamente, quizá es la mejor porque están muy juntas las instalaciones. Además, ha tenido la gran suerte, para mí, del Ifema, con diez grandes pabellones, en los que puede disputarse un deporte en cada uno, para 6.000 u 8.000 personas. Y esto es un ahorro de construcción y de todo, pues no pasa como en París, que sólo harán pabellones temporales y, luego, nada.
P. Madrid también tiene los terrenos libres para su Villa Olímpica y París debe hacer la obra regenerando el barrio de Batignolles.
R. Bueno, yo hablo de Madrid. La Villa la pueden colocar en la zona del Ifema, en la que estarán el estadio, las piscinas, el velódromo, el centro de prensa y el de radio y televisión. La candidatura es muy completa. Hay dos áreas más, pero hasta el centro de los Juegos está al lado del aeropuerto.
P. Aparte de las valoraciones, mucha gente piensa que va a ganar París porque es más ciudad, porque tiene más peso. Incluso en los matices, pues Madrid no ha tenido nunca unos Juegos, pero París ha perdido las dos últimas veces que se ha presentado y tiene esa deuda.
R. La ventaja de París es que ha sido candidata dos veces recientes, para 1992 y 2008, con Jacques Chirac en el poder y fracasó. Esta vez muchos creen que por esta razón se merece los Juegos. Pero Madrid nunca los ha organizado, aunque la última vez de París fue en 1924.
P. ¿Puede influir todo ese peso?
R. La prensa, sobre todo la anglosajona, que es la que se lee más en el mundo del COI, pone a París como la gran favorita. Londres ha ganado bastante y se ha visto en el último informe. Era una candidata muy floja, pero desde que está Sebastian Coe ha subido. Y a Madrid se la va considerando poco a poco como una outsider, la candidatura que puede dar la sorpresa.
P. Barcelona, en 1986, llegaba mejor que Madrid ahora frente a París o Londres?
R. Llegaba como clara favorita.
P. Pero en la historia ha habido ciudades que han llegado como outsiders y han ganado.
R. Muchas veces. Madrid, en esta etapa de convencer a los miembros del COI, ha trabajado muy bien. También se ha comentado que si el presidente del COI, Jacques Rogge, se decantaba por un lado u otro. Yo lo conozco muy bien y, sinceramente, está haciendo una muy buena presidencia. Y en esta elección ha mantenido una imparcialidad elogiable.
P. Madrid, gane o pierda, está en una buena posición, pero ¿ha entrado tarde en la carrera dejando elecciones anteriores a Sevilla?
R. Se empezó cuando se debía. Mi primer contacto fue con el entonces alcalde José María Álvarez del Manzano, acompañado de Alberto Ruiz-Gallardón. Vinieron a Lausana para hablarme de esta posibilidad siendo aún presidente y les dije que me parecía muy bien y que, aunque daba la sensación de que Barcelona estaba muy cerca, 20 años es una generación y el 30% de los deportistas que participarán en 2012 no habían nacido en 1992. Además, el éxito de Barcelona ayuda a Madrid porque se recuerda que fueron los mejores Juegos. El tiempo pasa y hay otras comparaciones. Entre Los Ángeles 84 y Atlanta 96 hubo 12 años con una misma candidatura en Estados Unidos. Esta proximidad no tiene que ser un motivo importante para rechazar a Madrid.
P. ¿Va a perjudicar a París el no de Francia a la Constitución Europea o sus continuas huelgas?
R. El no, muy poco, ya que es una cuestión europea. Las huelgas continuas sí tienen importancia.
P. Pero, al final, todo son detalles de la arrogancia francesa, que no gusta en el COI y que se ha castigado en votaciones pasadas.
R. Yo no hablo de arrogancia. Esta candidatura, la tercera que yo vivo, la están llevando muchísimo mejor. Todos los errores que cometieron han procurado subsanarlos. Es una buena candidatura.
P. ¿El olimpismo es más anglófono o francófono?
R. El mundo de la información, de la comunicación, está dominado por los anglófonos y eso es muy importante. Lo que se publica en un periódico de Estados Unidos o de Londres tiene una cobertura mundial que no tendría si se publicase en otros países.
P. Pero los miembros son un grupo muy particular...
R. Sí, lo que más puede influir es la bondad de la candidatura, que nadie pueda ponerle un pero. Madrid ha trabajado magníficamente y quiero elogiar a Feliciano Mayoral, el consejero delegado.
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