Antonio Anglés, el autor principal, sigue desaparecido
El hallazgo de los cadáveres de Miriam García, Desirée Hernández (ambas de 14 años) y Antonia Gómez (de 15 años) en la zona montañosa de Tous (Valencia) en enero de 1993 conmocionó a la sociedad española, que siguió a través de los medios de comunicación la búsqueda de las adolescentes del pueblo de Alcàsser, desaparecidas el 13 de noviembre del año anterior cuando se dirigían a pie a una discoteca de la vecina localidad de Picassent. En el camino de las jóvenes se cruzaron Antonio Anglés, entonces de 28 años, y Miguel Ricart, de 23, ambos delincuentes comunes, que se ofrecieron a llevarlas en su vehículo al local.
Pero pasaron de largo. Fue el comienzo de un viaje al horror, de una noche interminable de torturas y violaciones en una casa abandonada en medio del monte, que acabó para las tres víctimas cuando Anglés las ejecutó de sendos disparos en la cabeza, según Ricart, que no lo impidió. Así lo estableció la sentencia de la Audiencia de Valencia que condenó en mayo de 1997 a 170 años de prisión a Miguel Ricart por el secuestro, violación y asesinato de las llamadas niñas de Alcàsser. Ricart fue el único procesado que se sentó en el banquillo. Antonio Anglés, considerado el autor principal del triple crimen, continúa desaparecido.
En los días siguientes al descubrimiento de los cadáveres (el 27 de enero de 1993), la Guardia Civil desencadenó una frenética búsqueda de Anglés después de que las primeras pistas condujeran a su compinche Ricart, apodado El Rubio. Mientras éste confesaba su participación en el suceso, que luego negó, Anglés burló el cerco policial y su rastro se perdió en Portugal. En algún momento se le dio por muerto. Su sombra ha planeado siempre sobre el caso Alcàsser. La huida de Anglés, las deficiencias de la investigación y una larga instrucción judicial mantuvieron vivo el interés por un caso que abrió la puerta a los reality shows y la telebasura, con todo tipo de teorías conspiratorias. Teorías que el tribunal rechazó.
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