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Entrevista:PATXI ZABALETA | Coordinador general de Aralar

"ETA utiliza la dispersión de los presos para controlarlos"

Patxi Zabaleta (Leitza, Navarra, 1947) está siendo arropado por su partido, Aralar, tras los ataques recibidos desde ETA y el entorno de Batasuna. Sus compañeros han canalizado la solidaridad a través de miles de firmas que le apoyan, a la vez que exigen la libertad de pensamiento y el derecho a la diferencia.

Pregunta. Los presos de ETA le declaran persona non grata y la organización terrorista le amenaza, mientras anuncia una tregua parcial para los electos del PSOE y el PP.

Respuesta. El calificativo de persona non grata me ha herido mucho y, además, lo he tomado muy en serio, porque supone una confrontación que no voy a eludir con una estructura [el autodenominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK)] que pretende erigirse en representante político de una serie de personas que no piensan igual y tienen grandes diferencias respecto a la lucha armada.

"Las descalificaciones contra mi persona son los resortes que ETA utiliza para tratar de forzar la cohesión de quienes no piensan igual"
"El calificativo de persona 'non grata' lo tomo muy en serio, porque supone una confrontación que no voy a eludir con el colectivo de presos"

P. Se conoció la crítica que firmaban Pakito y otros ex dirigentes de ETA. ¿Qué otras posiciones ideológicas hay en ese colectivo?

R. Además de los seis presos de Puerto de Santa María que sostienen que la lucha armada dejó de tener sentido -aunque con argumentos con los que discrepo, como son el fracaso organizativo y militar-, hay otros que piensan, simplemente, que ya no es oportuna y hay que dejarla. También están los que afirman que la violencia no es moral ni socialmente justificable, y, finalmente, los que quieren continuar. Yo voy a seguir defendiendo esa libertad de pensamiento y, por eso, no quiero eludir la confrontación. Lo que digo es que nadie debe erigirse en representante político de los presos, y ese colectivo, al igual que ETA, sólo puede hablar con el Gobierno de los temas técnicos que les conciernen, pero no de política. Y esto les ofende.

P. Las expectativas optimistas de acelerar el final que provocaron las críticas de estos ex dirigentes no han dado sus frutos.

R. Precisamente, estas descalificaciones contra mi persona son los resortes que ETA utiliza para forzar la cohesión de los presos que no piensan igual. Y además, la dispersión está impidiendo un debate sosegado y libre entre los presos, que se produciría, estoy seguro, si estuvieran en las cárceles vascas y en Navarra. La dispersión es injusta, tiene un objetivo reaccionario, y ETA la utiliza para llevar el control y evitar que haya movimientos internos.

P. Pero hasta ahora todos los precedentes demuestran que cualquier cesión ha sido utilizada por ETA para reforzarse y dilatar el proceso de su final.

R. La unificación de los presos en tres o cuatro cárceles supondría el surgimiento inmediato de un debate y la aparición de las diferentes posturas respecto a la superación del conflicto, a la que ayudaría muy positivamente.

P. ¿Se atrevería a hacer una estimación de porcentajes entre las distintas posiciones?

R. Si se les concentra en las cárceles del País Vasco, la mayoría de los presos estaría a favor del cese de la violencia. Aunque con diferentes razonamientos.

P. ¿Y sería esto determinante para que la dirección de ETA decidiera el cierre final?

R. Determinante, no; pero sí muy influyente. El colectivo de presos es plural. Por tanto, sus decisiones no van a determinar totalmente las de ETA; pero influirían mucho

P. Volviendo a sus amenazas, ¿han tenido repercusiones personales o profesionales?

R. No me planteo si estoy amenazado, porque mi obligación es actuar con total libertad, y lo voy a hacer. Pero sí ha repercutido en mis relaciones sociales. La campaña de solidaridad ha sido entrañable y he visto, también, la cobardía de algunos amigos de toda la vida de la izquierda abertzale, que en privado te dicen una cosa y luego no se atreven a dar la cara.

P. ¿Cómo se concilia la actitud de amenaza y presión sobre usted y Aralar con el discurso de paz de Batasuna?

R. Me inclino a pensar que en Batasuna la mayoría quiere acabar de una vez el conflicto y seguir por cauces exclusivamente políticos. Y a esa mayoría la tienen que cohesionar, en ocasiones, buscando el enemigo de turno, como hacen ahora conmigo; y en otras, con juegos malabares en la política, como el dar dos votos a Ibarretxe y otros dos al otro lado. En definitiva, tratando de actuar de modo que no nos quede sitio.

P. ¿Cree que EHAK trató de ningunearles y desvirtuar el valor de su única parlamentaria en Vitoria al desvelar a la primera que iban a votar a Ibarretxe, sin mantener el factor sorpresa?

R. En el fondo nos han hecho un gran favor, porque nos han dado la oportunidad de negociar y no llegar a acuerdos. Hemos podido demostrar al PNV y al tripartito que estamos dispuestos a negociar, pero que somos un partido que defiende unas ideas frente a las suyas. Y gracias a EHAK, la izquierda abertzale oficial, nos hemos sentido liberados de tener que evitar un candidato apoyado por el PP. De modo que, nosotros, encantados.

P. ¿Qué lectura hace de la nueva tregua parcial de ETA?

R. Es la mayor degradación. Toda organización que recurre a la lucha armada, o lo hace por supervivencia -en este caso de un pueblo- o por la inexistencia de otros cauces; pues si hay cauces políticos, no hay excusa. Pero si la lucha armada es sólo justificación de los que la adoptan para eso, es una degradación moralmente injustificable convertirla en instrumento de luchas sectoriales. Y una bajeza aún mayor si, encima, se utiliza para ofender al presunto enemigo, para chincharle, tratando de que Madrid no sea sede de los Juegos Olímpicos.

P. No hay síntomas de autocrítica en ETA.

R. Se lo están poniendo muy difícil a Zapatero. Han interpretado las elecciones vascas como un triunfo de sus posiciones cuando, en realidad, hay que entenderlas como un balón de oxígeno a los que estaban reprimidos.

El coordinador general  de Aralar, Patxi Zabaleta.
El coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta.LUIS AZANZA

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