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Entrevista:GUILLERMO DE LA DEHESA | VICEPRESIDENTE DEL CENTRE FOR ECONOMIC POLICY RESEARCH (CEPR) | LOS EXPERTOS RESPONDEN

"El euro va a depender del crecimiento de la eurozona"

(1) La cotización del euro, o de cualquier divisa, depende a muy corto plazo de las expectativas de sus tipos reales de interés respecto de los del dólar, que es la moneda dominante ya que los tipos de cambio tienden a compensar los diferenciales de tipos de interés. En este momento, los tipos reales en Estados Unidos son más elevados que los de la eurozona y sus expectativas muestran que van a continuar siendo más elevados, lo que hace que a muy corto plazo las inversiones en dólares puedan ser más rentables que en euros.

A medio plazo, el valor del euro va a depender del crecimiento real relativo de la eurozona respecto del de Estados Unidos, ya que la moneda del país que crece relativamente más rápido tiende a apreciarse respecto de las de los países con monedas competidoras puesto que los tipos de cambio tienden a compensar los diferenciales de crecimiento. Las perspectivas de crecimiento de la eurozona en los próximos años son más débiles que las de Estados Unidos, por lo que a medio plazo el dólar debería de apreciarse respecto del euro.

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A largo plazo, el valor relativo del euro respecto del dólar va a depender fundamentalmente de los diferenciales de inflación entre la eurozona y Estados Unidos, ya que a largo plazo se suele cumplir la teoría de las paridades de poder de compra y los tipos de cambio tienden a compensar los diferenciales de inflación. Dado que los diferenciales entre ambos países son mínimos su efecto va a ser menor.

Ahora bien, existe un factor adicional que hay que tener en cuenta y es que el desequilibrio fiscal y especialmente externo por cuenta corriente de Estados Unidos es mucho mayor que el de la eurozona, lo que puede tener todavía efectos negativos a corto plazo sobre el dólar a menos que se empiece a mostrar una mejora sustancial, cosa que no ha ocurrido por ahora a pesar de la importante depreciación del dólar respecto del euro y otras monedas.

(2) Los efectos directos de los precios del petróleo negativos sobre la inflación y la actividad han sido menores de los normales gracias a la apreciación del euro respecto al dólar, moneda en la que está denominado el precio del petróleo. Por lo tanto, aunque la depreciación actual no es importante una mayor y continuada depreciación del euro frente al dólar podría permitir efectos directos mayores del elevado precio del petróleo sobre la inflación, lo que podría generar una segunda ronda efectos a través del aumento de los precios y salarios contratados ante unas mayores expectativas inflacionistas. Sin embargo, la credibilidad del Banco Central Europeo es muy elevada y puede hacer que esta segunda ronda de efectos sea menor.

(3) Ya lo han hecho y ya están absorbidas en su precio actual. Se trata de un efecto por una sola vez y que espero que no se repita.

(4) Depende de lo que se entienda por riesgos. Ni la moneda única ni la Unión Económica y Monetaria (UEM) están en peligro. Ahora bien, tras los referenda celebrados en Francia y en los Países Bajos, se va a retrasar el proceso de integración y de reformas estructurales, lo que es muy negativo cuando se ha avanzado tan poco desde la Cumbre de Lisboa en 2000. Existe una considerable falta de liderazgo político y, al mismo tiempo, una cierta percepción por parte de una parte de la población de temor de la mayor competencia derivada de la ampliación y de la globalización y de un cierto rechazo de la inmigración, lo que puede ser negativo para proseguir las reformas y profundizar en el mercado único.

(5) Los problemas de la eurozona, tanto de bajo crecimiento como de falta de confianza suficiente por parte de los consumidores e inversores, no son monetarios. Llevamos más de dos años con tipos de interés reales negativos y con una política fiscal mayoritariamente expansiva, que debería de haber incentivado la demanda agregada de consumo y de inversión, pero no ha sido así. Hay problemas culturales, institucionales, históricos y sociales de fondo que requieren un proceso lento de concienciación primero, de explicación después y finalmente de cambio, que llevan tiempo y más todavía si la voluntad política o el liderazgo son débiles. Aun así, si la tendencia de baja actividad y falta de confianza continúa, el BCE podría dar una señal de ayuda bajando tipos pero con muy poca convicción de que va a servir de algo.

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