"Conmigo no hay dudas porque todos los años hago algo"
Acercarse a Iban Mayo (Igorre, 1978) era hace exactamente un año tarea imposible. Agobiado, asediado, perseguido, el ciclista vizcaíno terminó por enclaustrarse. Era el español de moda, el corredor que había hecho hincar la rodilla al estadounidense Lance Armstrong, la punta de lanza del ejército naranja, del tremendo Euskaltel-Euskadi que partió a la conquista del Tour. Antes de la carrera, llegó la primera crisis. El equipo despidió al médico, Jesús Losa, tras quedar excluido Gorka González por no superar el control de sangre. Apenas una semana después, Mayo se cayó en el adoquinado de Waterloo. Las cosas no le iban a ir nada bien. Abandonó. Su contador de victorias permanece estancado desde entonces en 19.
"Tal y como anduve antes, las grandes expectativas en torno a mí [en el pasado Tour] eran normales. Pensaban que venía el relevo de Armstrog, pero..."
"Esta vez he intentado ir más atrasado, no coger la forma tan pronto. Sólo va a ganar uno, pero estoy ilusionado y todos tendremos oportunidades"
Pregunta. Antes del pasado Tour, ganaba todo lo que corría.
Respuesta. Sí, eso es. No sé... Me vino rápida la forma. En la Vuelta al País Vasco ya estaba bien. Pero este año he intentado estar más atrasado, no cogerla tan pronto.
P. ¿Despertó entonces excesivas expectativas?
R. Sí, pero era normal. Lo de Asturias, la cronoescalada al Ventoux... La gente sabía que en el Tour estaba la cronoescalada de l'Alpe d'Huez y creyó que Armstrong no estaba bien -nadie se esperaba que estuviera como estuvo-, que se iba para abajo, y todos pensaban que venía un relevo: yo. Tal y como anduve, esas expectativas eran lo más normal.
P. ¿Y usted se veía capaz de estar a la altura de ellas?
R. El nivel que tuve en la Dauphiné Libéré era muy alto. Si lo hubiera mantenido en el Tour... Tal y como estaba Armstrong, no habría sido posible ganarle, pero sí que habría estado ahí, en la montaña, para hacerle daño. Habría podido estar delante, sí.
P. ¿Fue todo por la caída de Waterloo?
R. No, todo no. Ya notaba que no iba bien. No me gustaban mis sensaciones. La caída influyó. Fue dura. En sí, el golpe no me afectó físicamente a la hora de rendir, pero yo notaba que iba a peor. Luego, me cogió la garganta, la cosa iba a más y, al final, me bajé [de la bicicleta] el día de descanso.
P. ¿Cómo les influyó el caso Gorka González? Al comienzo, se les veía bajos de moral...
R. Sí, se torció todo de una manera que no esperábamos.
P. Después de aquel asunto, el equipo ha sido otra cosa si se exceptúan las inesperadas victorias de Íñigo Landaluze y Aitor González en la Dauphiné y Suiza. ¿Hay relación causa-efecto?
R. Sí, es el comentario que se hace: que todo era el médico... Y la verdad es que nos está costando entrar. Hay nuevos médicos. Hay corredores como Samuel, que suele estar al principio y ha fallado. Se ha fichado a otros... Pero no creo que sea por la cuestión médica. Quizás se ha fallado un poquito en la preparación del ProTour, en el cambio de calendario, en que el equipo no ha preparado las carreras del comienzo de la temporada.
P. Supongo que habrá influido el que usted, que era el abanderado del Euskaltel al comienzo de otros cursos -segundo puesto en una Lieja-Bastogne-Lieja, victorias en la Vuelta al País Vasco...- ha retrasado su preparación.
R. Sí, recuerdo que hace un par de años, como no estábamos invitados al Tour y había que hacer méritos, me pidieron que echara el resto de entrada y gané en el País Vasco. Ahora, que ya tenemos el Tour asegurado y que tengo que correr probablemente la Vuelta a España también, son muchas carreras y, siendo la plantilla grande, hay corredores para repartirse. A mí me gusta estar siempre competitivo, pero el calendario exige un nivel que... Se compensa todo si vamos al Tour y andamos bien. Si se hacen cosas, se gana una etapa, se está allí..., ya hemos hecho el año. Es que es así. En el ciclismo, primero está el Tour y luego lo demás.
P. ¿No afecta esta táctica la moral? Quiero decir que la dinámica de éxito es fundamental: se gana confianza, se anda mejor. Pero usted llega al Tour sin referencias en la competición.
R. Sí, afecta, afecta. Hay dudas, la afición no se calienta... Este año está costando.
P. ¿Quizás tampoco ayudó mucho el final de la pasada campaña, bastante duro a nivel interno?
R. Sí... Quizás se hablaron muchas cosas en caliente y, la verdad, después ves otras cosas...
P. Usted fue protagonista. Se ofreció en el mercado. Madariaga, el mánager del equipo, le llamó al orden ante los compañeros, le prohibió hablar claro con la prensa...
R. Cosas que pasan. En todos los equipos hay algo. Cosas en caliente... Este año, si hay problemas, se hablará y ya está. Aquello se habló y en eso quedamos.
P. Aparte de culparle a usted, ¿hubo autocrítica por parte de Julián Gorospe, el director, y de Madariaga? Muchas veces se les ve tímidos. No parecen a la altura de sus características como ciclista.
R. Yo creo que sí, que ya lo saben, y este año Julián está un poquito más en ello. Poco a poco, están cambiando el sentido.
P. ¿Cuál es el verdadero Mayo? ¿El de l'Alpe d'Huez en 2003? ¿El de la contrarreloj del Ventoux en 2004? ¿El del Tour del año pasado, alma en pena? Los aficionados dudan porque en los últimos años han surgido demasiados corredores fugaces en el ciclismo mundial.
R. En mi caso no puede haber esa duda porque yo llevo ganando tres años. Quinto puesto en la Vuelta, en el Tour, en la Dauphiné... Todos los años he hecho algo. Lo que pasa es que en el pasado el Tour no me salió. Y este año otra vez tengo la ilusión de hacer algo en el Tour. La gente tiene ganas y yo soy el primero que quiere llegar al Tour y rendir. Sé que sólo va a ganar uno. Ha ganado el mismo los últimos seis años, pero todos tienen oportunidades. El Tour tiene la montaña, las etapas, el podio... Y todo lo que ganas allí tiene muchísima trascendencia.
P. ¿Cree que va a recuperar el nivel de la Dauphiné?
R. Sí. De lo contrario, no me habría preparado para el Tour. Sé que carreras de una semana puedo ganar... ¿De tres semanas? Ya he ganado una etapa en el Tour. ¿Si al final resulta que no valgo? Siempre tengo las otras carreras, que sé que puedo ganar. Pero yo tengo ilusión con el Tour. Sé que hace dos años anduve bien y sé que, si estoy bien, puedo estar delante. Más complicado es decir lo que pueda hacer. ¿Ganar? ¿Una etapa? ¿Podio? Sé que en la montaña puedo estar ahí, al igual que para ganar una etapa y estar con los mejores. ¿Lo demás? El Tour tiene muchas cosas: contrarreloj por equipos, escapadas incontrolables...
P. Éste parece el Tour en el que más pesimista se ve a la afición.
R. Hay muchas dudas, en efecto. El año pasado yo estaba destacado antes de empezar y ganó Armstrong. Aparecieron Basso y Klöden. Ullrich se quedó fuera del podio... El Tour es una caja de sorpresas. Gente que antes no anda y luego es protagonista.
P. ¿Sus sensaciones son las mismas que un año atrás?
R. No, no... El año pasado iba sobrado, andaba mucho. En éste empecé con más peso y más tranquilo. Me he dado palizas entrenándome, pero porque estaba más fuerte. Estoy como quiero estar por estas fechas.
P. Éste es el año que menos días de competición ha afrontado.
R. Sí, sí... Yo quería correr más, pero Julián dice que me caliento y tal y que no corra tanto, que me desgasto...
P. Si se picase con Armstrong como hace dos años...
R. Eso me gusta. En la Dauphiné me liaba mucho con él y casi siempre le ganaba. Por lo menos, las etapas. Pero este año me he dicho que no. He esperado a julio. Si no, ya sabía lo que me iba a pasar.
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