El regreso de Venus Williams
La jugadora estadounidense lleva a los límites a Sharapova y destrona a la campeona rusa
El gusto por el tenis femenino renació ayer en la pista central de Wimbledon. Coincidió con el regreso a la élite de una veterana de 25 años que había sido número uno del mundo pero que hacía algunas temporadas que este deporte parecía cargarla excesivamente. Hace ya varios meses que Venus Williams venía dando avisos. Pero ayer, tras una jornada lluviosa y casi cinco horas de espera, pisó la hierba que la vio triunfar en 2000 y 2001 y destronó a la campeona del año pasado, la rusa Maria Sharapova. La venció por 7-6 (7-2), 6-1 en 1 hora y 41 minutos.
Venus Williams disputará su primera final del Grand Slam desde que en enero del año 2003 jugó la del Open de Australia. Se enfrentará a la ganadora de la otra semifinal entre Lindsay Davenport y la francesa Amélie Mauresmo, que la lluvia obligó a suspender con ventaja para la jugadora estadounidense por 6-7 (5-7), 7-6 (7-4), 5-3 y 0-15, tras dos horas y nueve minutos de juego.
La jornada invitaba a poco en Wimbledon, pero todo el mundo aguardó pacientemente el incierto inicio de las semifinales femeninas. Los ánimos empezaban a desvanecer cuando los altavoces del All England Club anunciaron que uno de los partidos había sido trasladado a la pista uno para poder jugar las dos semifinales paralelamente y concluirlas. Así que eran casi las cinco y media de la tarde cuando Sharapova y Venus Williams recibieron los primeros aplausos. Todo en orden, al final. Y desde los primeros compases del partido pudo verse que los aficionados iban a amortizar sus entradas. El ritmo de juego que impusieron las dos rivales fue más propio de las grandes finales que de una semifinal.
Los consejos de su hermana
Por primera vez en mucho tiempo, Wimbledon volvió a ver a Venus Williams jugando con ganas, luchando por cada punto, buscando sus mejores golpes y sacando al nivel de sus mejores años. Y todo el mundo pudo sorprenderse del excelente nivel de respuesta que encontró en Sharapova, con sólo 18 años, al menos durante la primera manga.
Fue una hora y dos minutos de juego que valió por todo el partido. Porque Venus mostró su mejor cara, y llevó hasta sus límites a la tenista rusa, campeona de forma sorprendente en la catedral el año pasado. Pero Sharapova demostró que tiene un nivel de juego capaz de competir con las mejores incluso cuando están en estado de gracia. Muchos aspectos de su juego se habían quedado inéditos el año pasado, porque la mayoría de sus rivales no estuvieron a su mejor nivel y le bastó su fuerza mental y su garra para ir salvando las dificultades. Después, nunca pasó de unas semifinales en el Grand Slam. En este sentido, esta rusa formada en la escuela de Nick Bollettieri en Florida (Estados Unidos), ganó ayer mucho crédito a pesar de su derrota. Pero, al final, también mostró una cierta fragilidad.
Sin embargo, la mejor noticia fue que Venus está de regreso. Durante la primavera pareció encontrar el camino de su reconciliación con el tenis cuando por primera vez en sus últimos siete enfrentamientos consiguió ganar a su hermana Serena -no lo hacía desde 2001- y se colocó en las semifinales de Miami. Después, en mayo en Estambul (Turquía) llegó su primer título en 13 meses. Y en Wimbledon, su padre Richard se sentó por primera vez en muchos años en el mismo palco -separados por varias personas, eso sí- que su esposa Oracene, demostrando que la tensión familiar había descendido.
"Ahora, el tenis vuelve a tener un lugar prioritario en mi vida", indicó Venus. Ayer lo confirmó soportando muy bien la presión y jugando un gran partido frente a la campeona, Maria Sharapova. Para ello, como reveló la propia Venus, contó con el asesoramiento de su hermana Serena a través de un correo electrónico. "Mi hermana me dijo cómo tenía que jugar, y que debía sacar lo mejor de mi tenis", confesó Venus.
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