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Las participantes en unas jornadas sobre prostitución alertan del aumento de la explotación sexual de menores

"Las secuelas que la explotación sexual tiene en los niños es devastadora. En Camboya, una niña puede empezar a ser prostituida a los 10 años. A los 20 ya es vieja. Y a los 30 se muere. Es así de sencillo y de trágico", dijo Ana Sebastián Enríquez, pediatra y presidenta de la sección española del consorcio internacional ECPAT de ayuda a la infancia, durante una ponencia sobre prostitución infantil celebrada el pasado martes en Sevilla. La pediatra participaba en las Primeras Jornadas sobre Prostitución y Género, celebradas por la Diputación hispalense los pasado lunes y martes. "La prostitución infantil es un fenómeno del que no se tiene cifras, pero del que sí sabemos que está aumentando", señaló Ana Sebastián.

En el caso de los explotadores sexuales de niños (todos los menores de 18 años), los más preocupantes nos son, para Ana Sebastián los pederastas puros, "cuyo porcentaje no calculamos en más de un 3% de los casos". Los realmente peligrosos son los consumidores "circunstanciales", aquellos que, sin patologías ni preferencias sexuales por los menores, pueden, con unas circunstancias determinadas -por ejemplo, un viaje a un país del tercer mundo- saltarse los tabúes y la ley para abusar sexualmente de niños sin miedo a ser sancionados. "No existe claridad en las leyes de los países y éstos deben armonizarlas entre sí. Pedimos que se modifiquen y que se considere delito cualquier relación sexual con menores. Y que uno de los sujetos de dicho delito sea el cliente, cuya figura no está tipificada de igual forma internacionalmente", explicó la pediatra.

Abolicionismo

"Nuestra postura a la hora de organizar las jornadas fue la abolicionista", señala Pilar Lapetra, técnica del Área de Políticas de Igualdad de la Diputación hispalense y una de las organizadoras del encuentro. El abolicionismo propugna que la existencia del sexo en los mercados económicos está directamente relacionada con la desigualdad de género. Esta tesis se opone a las que pretenden legislar la actividad para mejorar las condiciones materiales de trabajo de las meretrices y evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual entre ellas y los prostiuidores.

"Creemos que la prostitución es un fenómeno que vuelve objetos a las mujeres. A todas, la ejerzan o no, y que, por tanto, privilegia lo masculino y la desigualdad", explica Rosario Carrecedo, abogada y portavoz de la Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución. El pasado lunes presentó la ponencia La prostitución: una cuestión de género, una cuestión de violencia de género. "El elemento fundamental de la intervención abolicionista no es penalizar a la persona que se prostituye, si no sancionar la actividad de explotación sexual que gira entorno a ella", destaca Carrecedo.

Para los defensores del abolicionismo, la experiencia legisladora en países como Holanda, no ha resuelto los problemas y persiste la cosificación: "En el Barrio Rojo de Amsterdam, las mujeres posan en escaparates de cara al público, como si fuesen simples mercancías".

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"Estas jornadas surgieron por una inquietud de mostrar una realidad que muchas veces permanece invisible. Pretendemos formar y sensibilizar acerca de ello y así abrir el debate", dice Pilar Lapetra. "Además hemos querido acercarnos de forma comprensiva a estas mujeres, que en su mayoría, sufren una fuerte exclusión social". Para ello, los organizadores trajeron a Sevilla a 11 mujeres profesionales que trabajan en distintas asociaciones y organismos de ayuda a las mujeres. A las conferencias se inscribieron más de 150 personas, en su mayoría mujeres.

Todavía existe, según Rosario Carrecedo, una visión romántica del fenómeno. Historias de hombres ricos y canosos, que después de pagar a una joven prostituta de la calle por tener sexo con ella, se enamoran y terminan sacándola de ese mundo. "Pero el cuento de Pretty Woman no existe", zanja.

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