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Columna
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Energías por desarrollar

Lo peor no es que España se vaya a desertizar en un par de años, que diría aquél, lo peor es que no tengamos crudo, como en Irán. Atención, porque la famosa expresión "tenerlo crudo" debería significar lo contrario, que uno tiene petróleo, que lo tiene negro, vaya, otra expresión equivocada. Se intentará aprovechar la fuerza de las olas en Portugal, rentabilizando la permanente rabieta del dios Neptuno, y puede que toda la franja atlántica se convierta en un inmenso productor de energía, pero hay algunos cuya idea de la posteridad es convertirse en petróleo después de muertos, cuando bien es sabido que hay otras energías, como las flatulencias, que están aún por desarrollar.

Por otra parte, hablar de esto es perder el tiempo, si, dentro de nada, vamos a ser un chiste de náufragos con espejismo en el desierto: todos caminando en pos del hallazgo energético. Pensando en la calidad de vida de la población y en el efecto climático producido por el abuso, entre otras cosas, de los viejos combustibles, no está de más considerar otras propuestas serias.

El pedo humano, por ejemplo, no produce ninguna clase de energía aprovechable, pero debería. Al fin y al cabo, mientras no sea liberada en un lugar poco ventilado, la flatulencia es una energía mucho más limpia que cualquiera. Si el pedo humano fuera capaz de producir una fuerza suficiente que pudiera ser atrapada y canalizada mediante un sistema eficaz, el gas metano, sabiamente transformado en electricidad gracias a una ultramoderna sistemática de ruedas dentadas y relés, podría desencadenar una auténtica revolución, como, de hecho, ya ha precipitado en algunas reuniones secretas a puerta cerrada. El pedo, ahí donde lo tienen, es una forma de energía fabulosa, desaprovechada al fin y al cabo por aquello de la libertad del hombre, porque no es lícito -ni queda elegante- amarrarle con cuerdas un contenedor al culo para recoger sus flatulencias. Pero bien es sabido que si toda la población mundial se tirase un pedo a la vez, la energía liberada sería equivalente a la de una bomba atómica de muchos megatones.

La inviabilidad del pedo, ese gas inflamable por otra parte tan corriente, nos demuestra una vez más que para que la energía sea aprovechable debe ser rentable y cómoda. Mientras tanto, los precios del crudo alcanzan un nuevo récord, y es que, bien mirado, son los que más salen en el Guiness -un día sí y otro también- por lo que no se puede negar que sea más barato -y mucho más poético- vivir de la fuerza de las olas, o de los rayos del sol, ¡o vivir del aire, como suena!, antes que vivir quemando cadáveres hechos puré de dinosaurios y otros organismos que habitaron el planeta hace millones de años. Es normal que a nadie le guste. A no ser que sea usted uno de esos cuya idea de la posteridad es convertirse en petróleo: eso cambia las cosas.

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