A pelotazo limpio
Pastor, seleccionador de balonmano, y Bulligan, técnico de porteros, modernizan los entrenamientos del equipo español
El balonmano español no para de crecer y todo apunta a que el máximo responsable del estirón es el seleccionador nacional y entrenador del Valladolid, Juan Carlos Pastor. Una de las primeras medidas que tomó Pastor fue contratar a Alexandru Bulligan como entrenador de porteros y el trabajo de éste ha elevado el rendimiento de los metas españoles con una mezcla de abrazos de oso, ejercicios peculiares que relajan la mente y el músculo y un profundo análisis del estado de forma de los que se sitúan bajó los palos.
Conoce el oficio por lo menos tan bien como cualquiera. Medalla de bronce en los JJ OO de Moscú 80 y Los Ángeles 84 y 330 veces internacional con Rumania, calificado como el mejor del mundo en su puesto en 1990 entre otros muchos laureles, Bulligan es uno de los pioneros en el desarrollo y práctica del entrenamiento específico del meta. "Antes era imposible que un equipo pensara siquiera en contar con un preparador para dos únicos jugadores de la plantilla. El Barça lo tiene desde hace años, yo trabajo en ello en el Portland San Antonio desde que me retiré como jugador en 2002... Pero esto está comenzando", subraya con una sonrisa de ojos cerradísimos el rumano.
"Se trata de trabajar con pelotas de tenis lo que no se puede pensar: los reflejos"
Para la construcción de esta especialidad, Bulligan ya ha contribuido con un buen puñado de ideas. "Antes entrenábamos casi como jugábamos: tiros y más tiros. A veces, aburridísimo. Hoy, los jugadores juegan muchísimos partidos en muchísimas competiciones y hay que cuidarles más la cabeza que otra cosa; el agotamiento suele ser más psíquico que físico".El ex portero busca entretener a la vez que estimular algún punto concreto, como la velocidad de reacción. Una de sus ocurrencias es disparar, ametrallar más bien, con pelotas de tenis a David Barrufet y José Manuel Sierra sobre el parqué del pabellón Infanta Cristina de Roquetas en sesiones de 15 minutos. Se coloca a muy poca distancia del portero, a medio metro más o menos. Comienza a lanzarles balones a una y otra esquina de la portería, sin parar. "Se trata de trabajar lo que no se puede pensar, el reflejo. Si se puede hacer de manera divertida, pues mejor que mejor. Los porteros viven en una tensión constante. Es el único jugador del equipo del que absolutamente todo el mundo se da cuenta si ha fallado", asegura un ayudante de Pastor.
Bulligan hace una especie de cestillo con la parte baja de su camisola y lo llena con más una decena de bolas amarillo brillante. Con gran rapidez las lanza para que el portero las intente despejar haciéndolas chocar con los balones que agarra en sus manos. Bulligan grita de felicidad cada vez que logra colarles un balón en la portería. Tras recoger las pelotas por todo el suelo del pabellón el bombardeo continúa, esta vez con las manos desnudas y desde más cerca y más rápido aún. Un síntoma del avance de las técnicas de entrenamiento en el balonmano. "Cada día, este juego mejora. Los profesionales son mejores, tanto la preparación táctica como la física se refinan a cada momento. En el caso de España, Pastor está modernizando el balonmano", sostiene Bulligan.
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