_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Grete Sultan, pianista, la musa de John Cage

La pianista alemana Grete Sultan (1906, Berlín), amiga de John Cage y una de las más fieles intérpretes de sus composiciones, murió el domingo 19 de junio a la edad de 99 años en Nueva York. La vida de Sultan es un ejemplo de la riqueza creativa que se produjo en América a raíz de la inmigración de artistas alemanes judíos perseguidos por el nazismo.

Grete Sultan era conocida en Alemania antes de escapar de los nazis a Estados Unidos. Lo era por su estilo propio de tocar y de programar conciertos. Había sido uno de los primeros músicos que presentaba en un solo concierto a música clásica de diferentes épocas, como la de Ludwig van Beethoven y Arnold Schönberg. Ello era una revolución para aquel momento.

Leonid Kreutzer le atribuyó a la pianista en un diploma cuando está tenía 19 años "una madurez, musicalidad y lógica notables". El filósofo Theodor Adorno escribiría unos años después: "De los solistas, quiero destacar a Grete Sultan, una pianista extrañamente expresiva y rebelde, que se distingue en todos los aspectos de la interpretación musical convencional con piano". Adorno estaba enamorado de ella, disculpó Sultan sus elogios durante una entrevista. Ella nunca se casó ni tuvo hijos. La música era su vida.

Sultan creció en un ambiente berlinés vanguardista. La simbiosis entre el dinero, la intelectualidad y el arte caracterizaba las primeras décadas del siglo XX de la capital alemana, una de las más modernas del momento. Hija de un fabricante, Sultan vivió su infancia en una casa representativa al borde del lago Nikolassee, en el oeste de Berlín. La familia recibía a personas de interés público, como el director de orquesta Wilhelm Furtwängler, el compostior Richard Strauss y el pintor impresionista Max Liebermann. La madre de Grete Sultan escribía piezas teatrales para sus hijos. De este trasfondo resultó que Sultan se reuniera con el violonchelista Enrico Mainardi, el pianista Claudio Arrau y el director Arturo Toscanini.

Este último le recomendó a la pianista judía fugarse, porque ya hacía tiempo que los nazis le prohibían tocar conciertos. Sultan llegó a Nueva York en 1941, tras cinco meses de viaje en barco. Comenzó a dar clases de piano para sobrevivir.

En 1945 conoció a John Cage, quien había estudiado con Schönberg en California. Sultan se había hecho un nombre ya en Berlín como intérprete de la música de Schönberg. El encuentro con Cage dio frutos. Éste compuso para su nueva musa 11 de las 50 piezas de su obra Music for piano (1954) y Etudes australes.

Entre las grabaciones de Sultan destacan las Variaciones Diabelli de Beethoven y las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach. En opinión del crítico del semanario alemán Die Zeit, Sultan "se hunde al interpretar las Variaciones Goldberg en un libro sacral" y añade que "no se pueden interpretar de manera más ascética". El sello Labor Records editó en 2002 The legacy, una colección de grabaciones de los años 1959 hasta 1990.

Grete Sultan, quien vivió los últimos años en una vivienda para artistas en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, en una antigua fábrica, no perteneció al patrimonio cultural alemán tras ser expulsada por el nazismo. Alemania la redescubrió en los últimos años y le cedió un espacio para hablar de música en la cadena de radio pública WDR.

Le costaba hablar de su vida y de su música y concluyó una vez lo que dicen muchos artistas: "Lo puedo decir todo a través de la música, pero no lo puedo expresar en palabras".-

Grete Sultan.
Grete Sultan.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_