'La pell en flames' retrata la terrible obscenidad de la guerra

La célebre foto de la niña vietnamita Phan Thi Kim Phuc corriendo aterrorizada con el cuerpo abrasado por el napalm está en la base de la obra de teatro La pell en flames, de Guillem Clua, que ha puesto en escena Carme Portaceli. La pieza narra las historias paralelas -que acabarán confluyendo- de un fotógrafo de guerra autor de la imagen icónica de un conflicto y un funcionario corrupto de Naciones Unidas y su víctima sexual.

El montaje, que, a juicio de una de sus protagonistas, la conocida actriz cinematográfica Rosana Pastor, retrata "la obscenidad de la guerra", se estrenará mañana en el teatro Villarroel, donde se representará hasta el 31 de julio.

El fotógrafo de la pieza (Manel Barceló), un claro trasunto de Nick Ut, el reportero de AP ganador de un Pulitzer con la foto de la niña vietnamita de Trang Bang ardiendo, es entrevistado en un país indeterminado que ha sufrido una guerra devastadora por una periodista local (Pastor) en una habitación de hotel. Paralelamente, en el mismo lugar, un delegado de Naciones Unidas (Manel Sans) se cita con una joven local (Gabriela Flores) a la que obliga a mantener relaciones sexuales a cambio de ayudarla con su hija enferma. Ambas situaciones resultarán estar imbricadas.

"No quería hablar de la guerra con mayúsculas, sino de las pequeñas historias de la gente que ha vivido una guerra, que se entienda qué es eso y cómo se afronta", explicó ayer el autor de la obra, que con ella ganó el año pasado el premio de teatro Ciutat d'Alcoi. Esas historias "son trágicas, acaban mal, porque nada bueno puede surgir de la guerra, no hay esperanza", añadió Clua, que también es periodista.

Portaceli abundó en el asunto: "Las consecuencias de la guerra son malas para todos, tanto para los colonizados como para los colonizadores, EE UU en este caso, porque aunque no se diga en el texto yo creo que está muy claro". La directora ha situado la habitación del hotel en la que se simultanean las escenas (que, descubrirá el espectador, transcurren en momentos temporales distintos) en un desierto. Barceló señaló la relación especial que se establece entre el fotógrafo y el fotografiado y explicó que su personaje es un hombre al que la imagen que obtuvo le causó un tremendo golpe moral, lo que de alguna manera le alinea en el campo de las víctimas.