Thais Escolar, el salto al futuro
A punto de cumplir los 15 años, la valenciana reúne condiciones para ser una gran estrella
Thais Escolar es el futuro. Una gimnasta española que no tiene nada que ver con las anteriores, que llama la atención. Y no porque tenga la piel negra de su madre guineana, sino porque mezcla la potencia que exigen las mejores acrobacias del suelo o el salto con un gran sentido del equilibrio y cierta elegancia. Y es tan joven que su proyección es enorme. A punto de cumplir los 15 años, el próximo agosto, el reto de sus entrenadores del centro de alto rendimiento de San Cugat (Barcelona) es que no abandone un deporte que ella misma considera "un poco duro" y ayudarla a dar el salto a la gran competición, meterle en la cabeza que puede ser una de las mejores del mundo. Su estreno internacional, en los Juegos Mediterráneos de Almería, ha sido agridulce: falló el primer día, lo que la dejó fuera de la final individual, pero se ha clasificado para la de suelo.
El seleccionador nacional la considera "muy completa", aunque le falta confianza
En los Campeonatos de España ganó la prueba individual y tres de los cuatro aparatos
"Es un talento como hay pocos, pero le falta competir", dice su entrenador
Alfredo Hueto, el entrenador del campeón olímpico Gervasio Deferr decía hace un año que Thais, nacida en Valencia, era "una auténtica bomba". Y todos los que la habían visto en pruebas nacionales le auguraban un espléndido futuro. El propio seleccionador nacional, Jesús Carballo, que la ha tenido a sus órdenes "en un par de concentraciones", define a Thais, que vive en Cataluña desde los dos años con su madre y un hermano, como "una gimnasta muy completa". "Compite bien, aunque todavía es tímida y tiene que ganar confianza", añade.
Nadie pone en duda sus condiciones para este deporte exigente que protagonizan niñas y, de hecho, ya tiene ejercicios del máximo nivel en barra de equilibrios, el aparato más difícil, y suelo. Lo demostró en los últimos Campeonatos de España, en los que participó en la máxima categoría, aunque todavía está en edad júnior: en ausencia de Patricia Moreno y Elena Gómez, lesionadas, ganó la prueba individual y tres de los cuatro aparatos. Donde flojea algo es en las paralelas, "el aparato al que tiene más miedo y que más le cuesta", explica Javier Gómez, que la entrena desde hace cuatro años.
La relación entre un entrenador y sus gimnasta es muy especial. Javier, que empezó entrenando a chicos, trabaja con Thais más de seis horas diarias desde que ella tenía diez años. Con ella y con otras nueve niñas, entre ellas la actual subcampeona de España, Melody Pulgarín, un año mayor que Thais. Cuando habla de su mejor gimnasta, Gómez se esfuerza por ser cauteloso: "No queremos correr. Es un talento como hay pocos, pero le falta competir. Ella sube a los aparatos, disfruta y, si gana, se sorprende. El día que de verdad quiera ganar...".
A Thais le falta experiencia -los Juegos del Mediterráneo son su primera gran competición- y algo de ambición. "No se la puede presionar", continúa su entrenador, que la cogió hace cuatro años y reconoce que es una gimnasta "difícil porque no da el ciento por ciento en todos los entrenamientos. Como la presiones, se baja. No quiere ser líder, pero va a tener que serlo. Tenemos que trabajar en ello".
Ella misma reconoce que compite mejor que se entrena y que ha estado a punto de dejar el deporte "muchas veces". "Si se me da mal un entrenamiento, pienso que no puedo", razona.
Fue descubierta para la gimnasia en un centre d'esplai al que acudía después del colegio a practicar distintos deportes. Tenía seis años. "Me dijeron que tenía condiciones y empecé a entrenarme en La Fuxarda", recuerda. Ahora vive interna en San Cugat, donde estudia -repite segundo de ESO: "Es que no me pongo"-, se entrena, come y duerme y ve a su madre, que reside en Tona, a unos 60 kilómetros de Barcelona, y a su hermano -"es muy buen futbolista"- los fines de semana.
Que no quiere ser el centro de atención es evidente. En un reciente control técnico para preparar los Juegos Mediterráneos, se la podía ver entre prueba y prueba con la cabeza agachada, comentando en voz baja con su entrenador o sus compañeras, como si no quisiera que nadie más la viera. Hasta que se sube a los aparatos. Entonces se transforma, sube la cabeza y es difícil verla dudar. Incluso parece más alta que sus compañeras. Tampoco parece tímida cuando habla. Gómez cuenta una anécdota que resume lo mucho que le falta por aprender: "Su madre no va a las competiciones porque una vez vino y Thais se cayó".
Convertirla en una gimnasta ambiciosa, de las que sólo piensan en ganar, de las que disfrutan machacando a sus rivales, se crecen en los momentos de mayor tensión y se echan todo el equipo sobre los hombros, como hacía Elena Gómez, no es el único reto de esta joven. Sabe que Madrid, donde se concentra el equipo nacional, llama a su puerta.
Carballo reconoce que quiere traérsela "un par de años, siempre que la niña quiera y no haya ningún problema ni con sus entrenadores ni con la federación catalana". Los responsables de San Cugat producen muchas gimnastas para el equipo nacional desde hace años: cuatro de las seis que participaron en los Juegos de Sidney 2000 y dos de las que estuvieron en los de Atenas 2004, entre ellas Tania Gener, segunda ayer en la final individual de Almería y subcampeona de Europa en paralelas, un ejercicio fabricado en Barcelona.
La diferencia es que ellas se instalaron en Madrid, donde viven todas las gimnastas juntas en un piso tutelado a cinco minutos andando de la sala de entrenamiento. Aunque nadie lo reconoce, es una regla no escrita que, si no están en Madrid, las gimnastas tienen menos posibilidades de acudir a las grandes competiciones.
Thais no quiere hacer mudanza. "Prefiero quedarme en Barcelona y seguir con Javi", asegura con una sonrisa y explica que el método de entrenamiento allí es "muy diferente". Su entrenador añade que está muy unida a su madre. La gimnasta, además, guarda un mal recuerdo de Madrid: en la concentración para preparar los campeonatos de Europa júniors del año pasado, se lesionó un tobillo.
Para su entrenador, que no está en el equipo de Almería, "es una situación complicada": "El cuerpo técnico de la selección es el que tiene que decidir. Yo aprendo cada vez que voy a Madrid y respeto su trabajo. Lo único que quiero es que la niña sea campeona".
Decida lo que decida, la carrera internacional de Thais no ha hecho más que empezar. Almería ha sido su presentación y la única cita prevista para este año, pues se perderá los Mundiales de noviembre por no tener cumplidos los 16 años. Ella quiere llegar a los Juegos Olímpicos. Para Carballo, es "perfecta para los de Pekín". Thais tendrá 17 años en 2008, la edad ideal para las gimnastas.
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