La final de las finales
Tau y Real Madrid llegan a la cita definitiva con la mejor puntería de los vitorianos frente al tono físico del equipo de Maljkovic
Real Madrid y Tau Cerámica resolverán de una vez por todas esta tarde sus diferencias en la final de la ACB en el pabellón Buesa Arena de Vitoria (19.00, La 2), en un duelo que se prevé igual de impredecible que emocionante. Por mucho que los expertos sentenciaran de antemano al cuadro belicoso de Boza Maljkovic, los madrileños mantienen sus opciones de proclamarse campeones gracias a su poder en el rebote ofensivo (14 de media por los 6,5 de los subcampeones de la Euroliga), la solvencia de Louis Bullock (21,25 puntos y 2,75 pases) y la capacidad de sufrimiento de su defensa en zona para secar a Scola.
Con Macijauskas manteniendo el tipo, Dusko Ivanovic -que hará oficial su marcha a otro equipo- está echando en falta la contundencia del Jugador Más Valioso de la temporada regular, el ala-pívot argentino. Si su media de anotaciones ha descendido de 17 a 13,25, lo mismo le ocurre en el momento de cazar rebotes o asistir a sus compañeros (1,75 por 2,42). Eso sí, el juego colectivo de los vascos supera con creces al de sus contrincantes. Lo dicen las asistencias (13,25 por 8,5), uno de los talones de Aquiles de los madridistas, carentes de un base a la vieja usanza. La historia se repite en el porcentaje de aciertos, donde superan al Madrid desde todas las posiciones. Enfrente, Maljkovic apela a la exuberancia física para apagar las luces baskonistas. Aunque adolezcan de mejor puntería, los balones capturados en el aro contrario le mantienen con vida.
Aun así, los almanaques sonríen a los vitorianos. Sólo el Barça remontó un 2-1. Ocurrió en 1995, contra el Unicaja. Para colmo, únicamente en dos ocasiones el campeón ha levantado el trofeo en la cancha de su rival. El primero fue una vez más el Barcelona, cuando se impuso en 1997 al Real Madrid. Los madrileños se tomaron la revancha tres campañas más tarde, con el Palau Blaugrana abucheándoles de lo lindo, tanto que trasladaron la fiesta al vestuario. Fue el último título del Real Madrid. Desperdiciadas este año las finales de la Superliga, la Copa del Rey, y con la ULEB de la campaña anterior perdida con el Hapoel Jerusalén todavía escociendo el cogote, Maljkovic está aun partido del milagro o de ser el segundón de la temporada.
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