Una ceremonia de cine
El rey Juan Carlos declaró abiertos en Almería los Juegos durante un hermoso espectáculo sobre la historia de la ciudad
El rey Juan Carlos, acompañado por la reina Sofía, declaró anoche abiertos los XV Juegos Mediterráneos durante una hermosa ceremonia ideada por la Fura dels Baus. Cincuenta años después de la segunda edición que se organizó en Barcelona y que dio ya la talla de la capacidad de la capital catalana para acoger algún día los JJ OO, la ciudad andaluza volvió a ser la capital del Mediterráneo. El mismo grupo teatral que actuó en la inauguración de 1992 estuvo ayer en el estadio Mediterráneo de Almería para recordar la unión de tantos países y culturas alrededor de este mar al que también cantó Joan Manuel Serrat con su canción más emblemática cuando terminaba la noche de San Juan y mientras Arantxa Sánchez y Fermín Cacho eran dos de los portadores de la bandera de los Juegos.
En medio de unas impresionantes medidas de seguridad, Almería fue el centro de reunión del olimpismo de tres continentes, encabezado por el propio presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, que llegó apenas unas horas antes, pero tuvo unas palabras muy elogiosas desde el palco presidencial. Una veintena de miembros mediterráneos del COI estaban ya en la ciudad unos días antes de viajar a Singapur, donde formarán parte de los 116 (100 en la primera votación, descartados los connacionales de las ciudades aspirantes) que elegirán el 6 de julio la ciudad sede de los JJ OO de 2012. España, por medio de Almería, da el último ejemplo de que Madrid es una gran candidata aún al triunfo frente a París y Londres, con Nueva York y Moscú ya en segunda fila. La capital mediterránea, con las limitaciones lógicas de unos Juegos Regionales, pero con el mérito de haber aceptado el reto sin tanto cambio en infraestructuras viarias, o ni siquiera terminadas, como sí se completaron en su momento en Barcelona o en Sevilla, está dando un ejemplo más de la capacidad organizadora española y de su valor cuando se ha encontrado casi siempre tan apartada. También es un mensaje de paralelismo en la difícil carrera de Madrid, basada en un gran proyecto, pero frente a varias de las urbes más importantes del mundo. El alcalde de París, Bertrand Delanöe, por ejemplo, no quiso dejar ni un resquicio al juego diplomático de la busca de votos y viajó a Almería como el de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que con todo el equipo de Madrid 2012, y con el apoyo siempre clave del presidente honorario del COI, Juan Antonio Samaranch, casi ejercen de anfitriones principales dadas las circunstancias.
El mismo nombre del espectáculo de la apertura, Al-mariyat Bayyana, la denominación en árabe de Almería, ya empezó siendo significativo del crisol de culturas que es esta tierra. Fue una alegoría, con la particular visión de la Fura, de tantos pasos de pueblos por ella, de tantas gentes que la han visitado y la han vivido. Desde los primeros pobladores prehistóricos en su dolmen, con la creación del Indalo, el símbolo protector almeriense y conocido primero desde Mojácar, pasando por los fenicios (llegados anoche en un impresionante barco-noria, al "estilo Fura", reconvertido en mercado), y siguiendo por los romanos, los árabes (ambos con sus construcciones particulares), y los cristianos, hasta llegar después de una larga etapa de decadencia y emigración a la próspera época actual de la nueva agricultura de los invernaderos, representada por otro mar, el de los plásticos que los cubren. Esto último es algo que cada vez más se puede apreciar desde el aire, cuando se llega a la ciudad, mientras también se ve y se recuerda, como lo hizo la Fura en el espectáculo, el resto del peculiar paisaje de monte bajo y desértico, escenario de tantas películas del oeste que hicieron muchos años de Almería el "Hollywood del western".
Más de 3.000 voluntarios participaron en la ceremonia, 700 apoyando a los 70 integrantes de la Fura, y casi un millar de niños. Una veintena de ellos jugaron primero con el hombre de paja que dio una patada a un balón para empezar el espectáculo, y dos por cada país de los 21 participantes, con 15 años de edad, la cifra de la edición de estos Juegos de Almería, intervinieron en la denominada ceremonia del agua, vertiendo en un mismo recipiente la traída de los ríos de sus naciones que acaban en el Mediterráneo. Fue otro momento profundamente simbólico en una noche mágica sin que en ella faltara el toque flamenco más profundo de la cantaora Carmen Linares y los guitarristas Tomatito y Niño Josele, con una versión de "Suspiros de España", recuerdo emblemático a la emigración de hombres y mujeres de estas tierras.
El desfile de los 4.000 atletas, con el medallista marchador de Guadix Paquillo Fernández como abanderado español, y la reunión de los atletas geográficamente bajo el simbólico mar de plásticos fue otro guiño magnífico de la ceremonia. Tras el nervioso juramento de la regatista Natalia Via-Duresne, el enorme castillo final de fuegos artificiales dio el espaldarazo final a Almería, que con tres de los cinco aros, símbolo de la unión de tres continentes, ya es un trozo de la historia olímpica.
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