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Reportaje:

Praga se va de bienales

La bienalización del mundo del arte no envía todavía ninguna señal de agotamiento. Por el contrario: cada día se anuncia la apertura una nueva bienal en algún rincón del planeta y las bienales de más solera, tal y como lo hace la de Venecia, en vez de dimitir multiplican los esfuerzos para seguir encabezando la fila. Pero aun así sorprende que Praga se permita el lujo de contar durante este verano con dos bienales, como si una no bastara ni para satisfacer las expectativas y los deseos de los artistas y los aficionados ni para asegurarle a la ciudad su plaza en la geografía espectacular del arte internacional. Cierto, las dos bienales son muy distintas entre sí. La primera -que mantiene el nombre de Bienal de Praga y se considera heredera legítima de la primera edición que tuvo lugar en el verano de 2003- la dirige Giancarlo Politti, el editor de la revista de arte Flash Art, reúne obras de casi un centenar de artistas en el Karin Hall, una antigua nave industrial, y concentra su fortaleza en dos puntos: la nueva arremetida de la pintura alemana protagonizada por las llamadas Escuela de Leipzig y de Dresde y el actual radicalismo artístico latinoamericano, en cuyo apartado está incluido El degüello, ciertamente la más estremecedora de las obras acústicas que jamás haya realizado Santiago Sierra.

La BIACP refleja en las tendencias artísticas lo que tiene Praga de encrucijada europea y de lugar de encuentro, conflicto y coexistencia

La segunda bienal -cuyo nombre oficial es BIACP: Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Praga- la dirige Milán Knitzak, el actual director de la Galería Nacional de Praga, y despliega las obras de 400 artistas procedentes de muchos países tanto en dicha galería como en el Palacio Kinsky y en el convento medieval de Santa Inés, bello y austero donde los haya. Aquí no puede hablarse en propiedad de focos sino de un lema, A Second Sight -una segunda visión o una segunda mirada- y de una dispersión de tendencias y de obras que apunta en las direcciones más contrapuestas entre sí, bajo la batuta nada menos que de 20 comisarios. ¡Un auténtico récord! ¿La BIACP como la apoteosis de la figura del comisario en los papeles cada vez más abrumadores y combinados de productor y director de escena? E inclusive de artista, como ya hace rato estamos viendo.

Entre esos comisarios hay dos

españoles, aunque ambos sean excéntricos con respecto a la concepción más encastillada de la identidad nacional: Paco Barragán -un asturiano crecido y formado en Holanda- y Katya García-Antón, una española del Reino Unido, que actualmente dirige el Centro de Arte Contemporáneo de Ginebra, en Suiza. La apuesta de Barragán es, sin embargo, la más arriesgada por lo que tiene de intempestiva y excéntrica. Tanto Knitzak como Tomas Vleck, su main curator, han querido una bienal que aunque permeable a todas las tendencias del arte internacional arraigara en lo que tiene Praga de encrucijada europea y de lugar de encuentro, conflicto y coexistencia con frecuencia difícil de los movimientos religiosos, políticos, artísticos y culturales que han marcado hasta la médula la historia del continente en los últimos siglos. La respuesta de Barragán ha sido la de reunir, bajo el título de nEUclear reactions, a 11 artistas-entre ellos a Daniel Chust Peters, François Bucher, Alexander Apóstol y Franco Mondini-Ruiz-, cada uno portador a su manera del legado que Europa ha dispersado por el mundo. Su planteamiento supone un giro copernicano en las aproximaciones al tema del mestizaje porque se apropia del mismo desde la perspectiva de los europeos que se fueron y no de los nativos que vinieron o fueron sometidos por los que se fueron. Es lo mismo, aunque absolutamente distinto, porque de lo que se trata no es de cómo los nativos se mezclaron con los europeos sino de cómo los europeos se mestizaron con los nativos. De hecho todos los artistas que Barragán ha agrupado en su capítulo tienen un padre, una madre, un abuelo o una abuela europea, ya sean gallegos, catalanes, galeses, escoceses, ingleses, piamonteses, napolitanos, húngaros o francosuizos, así hayan nacido en Auckland, en Cali, en San Pablo, en Melbourne, en Caracas o en la base Clark de los americanos en Filipinas. ¿Pero qué han hecho con su legado estos hijos o nietos de la diáspora europea, la diáspora de todas las diásporas? Barragán responde reuniendo, como ya dije, unas cuantas obras y unos cuantos artistas que evidentemente no son suficientes para colmar la profundidad abisal descubierta de repente por esta pregunta. Pero cualquiera que sea el juicio estético que merezcan las obras de estos artistas, a Barragán le queda intacto el mérito de haber formulado por primera vez la más oportuna de las preguntas en una coyuntura en la que Europa no parece encontrar su papel en el mundo globalizado que tanto contribuyó a forjar.

Katya García-Antón ha actua

do en otra dirección. Ella se ha plantado, junto con Nadia Schneider, en la mitad de la Main Stream, de la corriente principal del arte y con nombres sustraídos de la misma se ha montado una exposición de una calidad y de una intensidad memorable. A ninguna de las dos les ha afectado todavía ninguna de las advertencias del tsunami de la pintura que vuelve y las dos se han complacido en celebrar y promover lo mejor de lo que en los campos del conceptualismo y el videoarte todavía puede verse. Subrayo en su apuesta dos piezas del artista argentino Jorge Macchi, Silent City y Autum in Portugal, ambas referidas a Lisboa. Y la videoinstalación Economic Primate de Julika Redelius, que con una diáfana elocuencia racionalista presenta una encuesta de resultados muy aleccionadores acerca de lo que piensan los ejecutivos que desde sus despachos Air conditioned de Zúrich deciden en gran parte qué es lo que nos toca padecer al resto de los mortales. Me falta decir que la mejor obra incluida en las dos bienales de Praga es la videoinstalación de Johan Grimporez en homenaje a Alfred Hitchcock. Excepcional.

Vista general de la selección de obras de Paco Barragán en la BIACP, titulada 'nEUclear reactions'.
Vista general de la selección de obras de Paco Barragán en la BIACP, titulada 'nEUclear reactions'.

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