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Columna
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Un líder de la patronal

Pese a mi interés, aún no he logrado averiguar si Joaquín Rocamora es el representante de los empresarios alicantinos o del Gobierno de la Generalidad. De una manera formal, Rocamora es el presidente de la patronal de la provincia de Alicante. Pero en una sociedad que hace burla de las palabras a diario, eso no significa mucho. La única manera de saber a quién representa realmente Joaquín Rocamora es remitiéndonos a sus actos y juzgando por ellos. Y ahí es, precisamente, donde comienzan los problemas. Lee uno el discurso que Rocamora pronunció el otro día, ante la asamblea general de Coepa y, palabra arriba, palabra abajo, es el mismo discurso que podría haber pronunciado Francisco Camps.

No podemos criticar que el gobierno de Camps y los empresarios compartan objetivos similares en ocasiones. Eso sucede corrientemente en cualquier país, con gobiernos de uno y otro signo político. Lo que ya no resulta tan habitual es que se produzca una coincidencia tan absoluta como la que aquí se advierte. Ante la asamblea de los empresarios alicantinos, Rocamora declaró que el Gobierno de Rodríguez Zapatero discrimina a la provincia de Alicante, pues nos niega el agua, retrasa las obras del AVE y no soluciona los problemas de congestión que sufre el aeropuerto de El Altet. ¿No es ésa la bandera que agita cada día el presidente Camps?

Nadie le niega a Joaquín Rocamora el derecho a exigir cuanto considere necesario para mejorar la situación de los empresarios alicantinos. Ése es su trabajo. En todo caso, hemos de lamentar que esas reivindicaciones no las formulara el presidente de la patronal, tiempo atrás, cuando todavía gobernaba en Madrid el Partido Popular. De haber empleado entonces la misma firmeza que ahora utiliza, es probable que alguna de esas reclamaciones se hubieran conseguido hace tiempo. Pero, por razones que desconocemos, en aquella época, Joaquín Rocamora se mostraba poco combativo y le parecía bien todo cuanto decidía el Partido Popular. Recuerdo que al anunciarse la construcción del aeropuerto de Murcia, que habría de competir directamente con el de Alicante -tanto es así que las compañías aéreas lo denominan ahora Alicante Sur-, Rocamora no sólo no se opuso, sino que mostró su satisfacción (¡) ¿Saben ustedes qué argumento utilizó para convencer a los alicantinos? Pues que de ese modo, el tráfico disminuiría de las carreteras, y éstas se conservarían en mejores condiciones durante más tiempo.

Hace unos meses, cuando comenzaba a hablarse en la provincia de Alicante de crisis industrial, Joaquín Rocamora sorprendió a los empresarios textiles y zapateros con unas declaraciones en las que les invitaba a cerrar las fábricas y cambiar de actividad. Sus palabras provocaron, como no podía ser de otro modo, una gran perplejidad entre los industriales. Sin embargo, la pasada semana, ante la asamblea de Coepa, Rocamora pronunció un discurso muy diferente. Ahora ya no defendió la necesidad de abandonar la industria para dedicarse a la construcción. Al contrario, alentó a los fabricantes a que mejorasen la calidad de sus productos y se prepararan para combatir en un mercado mundial. ¿No es ésta la nueva política industrial que ahora nos anuncia el Consell?

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