Termiteros humanos

Hace unos días me comentaba un buen amigo mío que en los accesos a Aguadulce iban a levantar una mole de cemento para albergar centenares de pisos. Yo negué la mayor, una y mil veces, ante tan monstruosa idea. Mi sorpresa vino unos días después al caer en mis manos un periódico gratuito. No sólo se hablaba del monstruo sino que se reproducía en primera página una imagen virtual del mismo.

Sin entrar en cuestiones de tipo legal, esa chapuza urbanística supone arrancar un trozo de naturaleza de valor estético indudable y sustituirlo por una pantalla con un impacto visual que si se consumase el desastre sería irreversible. Este atentado a la lógica y al sentido común supondría una concentración humana de más de 2.000 personas en un punto de una gran vulnerabilidad, tanto urbana como del litoral.

Roquetas necesita racionalidad, sostenibilidad en su trama, pero no termiteros humanos. La élite dirigente (no me atrevo a llamar políticos) no puede seguir gobernando por intereses espúreos, ni practicando políticas de hechos consumados que nos evocan la tierra quemada de conquistas más próximas a la caverna que a la cibernética.

Para algunos, la Ilustración, el Siglo de la Razón o de las Luces, los derechos ciudadanos (algunos anteriores a la existencia del Estado), sólo sirven para ilustrar con letra impresa constituciones y declaraciones.

Los roqueteros, los almerienses no podemos permitir un atentado urbanístico y paisajístico más. Si en este pulso nos tronchan el brazo, sin duda, terminaremos fagocitados por la bestia...