Noche de misterios en la sede del PP
La noche de ayer en la sede del PP gallego resolvió varios misterios. El primero, quizá menor, fue el de la desaparición de Xesús Pérez Varela, el consejero de Cultura de la Xunta, aquel que saltó a la fama cuando halagó públicamente y sin asomo de duda las virtudes de Carmina Burana, esa "gran cantante gallega". Se le creía desaparecido, tal vez huido después de que lo descabalgaran de las listas. Cuando se le llamaba a su despacho oficial, la secretaria decía: "Uy, hace muchísimo que este señor no viene por aquí". Anoche apareció. Salió de su refugio en la sede -al parecer estuvo allí recluido todo este tiempo- y dijo: "No puede ser, no puede ser. Esto sería un desastre. Al parecer, el atasco está en Pontevedra". Por tanto, primer misterio resuelto: Pérez Varela existe.
Pontevedra es la palabra clave para resolver el segundo de los misterios, éste sí de más calado. Hay quien no entiende por qué Fraga, a sus años y con su amplia hoja de servicios, se ha vuelto a presentar, exponiéndose a la derrota. La respuesta, o una aproximación a ella, se puede obtener en Pontevedra. Allí, el que manda es José Cuiña, pero ha sido relegado por la facción rival, encabezada por Jesús Palmou y Alberto Núñez Feijoo, a quien él, representante del voto rural, llama con desprecio "los galácticos" y con los que apenas se habla. Cuando Cuiña llegó anoche a la sede del PP, los que le conocen cuchichearon entre sí: "No hay que creerse esa cara de funeral. Si la derrota se confirma, será él el primero que saque la navaja". De hecho, ya demostró durante un mitin en Lalín que la tiene bien afilada, y que ni siquiera Mariano Rajoy -a quien ofreció un aviso en público- se librará de ella. Así que el segundo misterio se resolvería así: sin Fraga, el PP de Galicia ya hace tiempo que se hubiera convertido en una reyerta.
Tercer misterio
El tercer misterio es cómo Don Manuel ha podido llegar hasta aquí con tamaña infantería. Sentado en su despacho al final del pasillo, rodeado de sus hijas, el político tuvo que aguantar ayer consuelos tan heterogéneos como los de José Estampa, el famoso alcalde rokero, que se presentó con una moneda cubana con la inscripción "patria y libertad"; Loyola de Palacio, a quien, por cierto, el inefable Cuiña regaló en una campaña pasada y ante el estupor de los presentes un gaitero de madera para que le hiciera compañía en la soledad de Bruselas; o los de enemigos tan irreconciliables como el propio Pérez Varela y un tal Dositeo Rodríguez, coordinador de programas, quienes en los últimos días sostuvieron una pelea a gritos en presencia de varios empleados del partido.
Y aun así, a las once de la noche y con más del 97% de los votos escrutados, Fraga seguía rozando la victoria, después de 16 años en el Gobierno de la Xunta con cuatro mayorías absolutas. Y éste sí que es un misterio inescrutable.
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