El Cádiz, contra la conjura de Jerez

Enrique Martín, el técnico del Xerez, lo cuenta con mucha precisión y un cierto "asombro": "A nuestra gente le parece un pecado que el Cádiz ascienda a la Primera División aquí, en el estadio Chapín". En Jerez, a poco más de 30 kilómetros de la capital gaditana, no quieren que el Cádiz suba a la máxima categoría del fútbol español. ¿Por qué? "Porque sí", dicen dos aficionados del conjunto jerezano que pasean a un bebé. "Por rollos políticos", comenta un periodista local. "Por la crispación que generaron los anteriores presidentes del Xerez", diagnostica Antonio Muñoz, el actual dirigente del club cadista. Todos coinciden, sin embargo, en calificar esa animadversión mutua como "reciente".

700 agentes, más que en el último 'derby' sevillano, velarán por la seguridad

Cádiz tiene 133.000 habitantes y Jerez 194.000. "Cádiz es más chiquitita, pero es la capital. Eso influye en la rivalidad", analiza Pepe Mejías, ex cadista y participante activo en tres de los cuatro ascensos de este club. Él no está de acuerdo en que la hostilidad recíproca sea nueva. "Siempre ha habido sus polémicas", asegura, aunque cree que "no tiene sentido" y la considera "una sinrazón". "Es curioso", comenta, "porque siempre ha habido jugadores nacidos en una ciudad que jugaban en el cuadro de la otra". En el Cádiz, por ejemplo, actúa ahora el jerezano Raúl.

Hace algunos años, un numeroso grupo de hinchas del Xerez se plantó en las cercanías del estadio cadista, el Ramón de Carranza, sin entradas. Hubo lanzamiento de piedras y cargas policiales. Sólo entraron dos seguidores de la ciudad jerezana, un joven y su novia sentados en la tribuna y rodeados de policías. Hoy, finalmente, serán 700 los agentes que vigilen en Chapín, en el que se han vendido sus 22.500 localidades por primera vez en la historia, y en la estación del tren, el medio por el que se trasladarán los miembros de las Brigadas Amarillas, los más fanáticos de la entidad cadista, que, en total, contará con unos 6.500 hinchas. Más seguridad que, por ejemplo, en el pasado derby sevillano, también declarado de alto riesgo.

Hay motivos. "Los seguidores nos incitan a partirnos la cara", dice en sentido figurado Martín, que afirma "no haber visto nunca una enemistad entre aficiones más profunda". "Me sentiría feliz si el Cádiz no subiese", abunda Pendín, uno de los capitanes del Xerez. Su presidente, que ha pedido "concordia y deportividad", advierte a su rival: "Que no espere ningún favor de nosotros". "Nuestros hinchas son muy reacios a que ascienda aquí el Cádiz", subraya Martín, que califica el encuentro de "súper". Pendín tampoco quiere que pase "a las hemerotecas" que el gran adversario cambió de categoría gracias a su triunfo en el terreno de Chapín. Desde el bando opuesto, Oli atribuye ese odio "a una minoría tan sólo" y Armando opina que "es un acicate más para ganar".

El Cádiz y el Xerez han jugado 18 partidos entre sí en Chapín. El equipo de la capital se ha impuesto en diez oportunidades, ha empatado en otras seis y en dos ha vencido el Xerez. En el curso pasado empataron a un gol y, por primera vez en los últimos años, el Cádiz fue ovacionado. Los jugadores del Xerez, nada más pitar el árbitro el comienzo del encuentro, se tumbaron en el suelo para protestar contra el impago de sus sueldos y los cadistas secundaron la protesta pasándose el balón entre ellos sin avanzar hacia la portería contraria.

Sobre las primas de terceros, Martín dice que "no hay nada pactado", pero avisa de que "siempre puede caer un detalle". Antonio Muñoz, el presidente del Cádiz, no quiere revelar el premio pactado a principios de temporada con su plantilla por el ascenso: "Está fijado, pero son cosas secretas del convenio".

El Cádiz se agarrará a los futbolistas que le han resultado básicos durante toda la campaña: Pavoni, Jonathan Sesma, su máximo goleador, y Abraham Paz, un central pretendido por el fútbol inglés. El Xerez, a la motivación que le transmita la consigna de la grada: "Que no se recuerde que el Cádiz regresó a Primera, tras casi 20 años, en Chapín".