Felicidades a Renfe
Creía que nunca llegaría a verlo, pero por fin he sido testigo de cómo un revisor hace bajar del tren a una persona.
Lo curioso es que era una señora de unos 60 años, llevaba debidamente validado su billete de ida y vuelta, e insistía en pagar aquella pequeña diferencia de unos 0,30 céntimos que existía por haber cometido el error de coger un tren que, aun teniendo el mismo destino, iba más rápido. Se entiende por rápido, tratándose de Renfe, de unos 15 minutos a lo sumo.
Felicidades por su buen hacer señor revisor. Desde aquí invito a este colectivo a que siga demostrando su autoridad, así como también animo a los carteristas, a los que se cuelan directamente, a los que fuman, a los que por el solo hecho de tener mala educación ni tan sólo enseñan el billete, a seguir viajando gratis, a sus anchas, y sin miedo alguno a tener que interrumpir su viaje.
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