La Junta propone que los aficionados puedan presidir corridas de toros

La posibilidad de que cualquier aficionado pueda acceder a la presidencia de una plaza de toros, la reducción de las dimensiones de la puya y del peso de los caballos, el hecho de que el torero decida el número de puyazos y la ampliación del indulto a las plazas de segunda y tercera categoría en corridas y novilladas con picadores son las novedades más sobresalientes del borrador del nuevo Reglamento Taurino que ayer fue presentado en Sevilla por la Consejera de Gobernación de la Junta de Andalucía, Evangelina Naranjo.

La representante autonómica resaltó que el texto, que no está cerrado, recoge más del 90% de las aportaciones de los cuatro sectores consultados: toreros, empresarios, aficionados y ganaderos, lo que ha supuesto un colectivo de más de cien personas y asociaciones.

Antes de calificar el borrador como "novedoso", Evangelina Naranjo hizo una profesión de fe taurina: "El Gobierno andaluz cree firmemente en la fiesta de los toros", razón por la que, según sus palabras, ha afrontado la reforma del Reglamento vigente "a fin de adecuarlo a los nuevos tiempos y promover la afición". El Gobierno andaluz pretende que esta norma esté aprobada a finales del presente año y entre en vigor en la temporada del 2006.

El director general de Espectáculos Públicos, José Antonio Soriano, desgranó los aspectos más relevantes del texto reglamentario. Así, explicó que el acceso de los aficionados a la presidencia de los festejos sólo dependerá de que no tengan intereses en la fiesta y exista constancia de su independencia, experiencia y profesionalidad. No obstante, esta medida no excluye a los funcionarios de la escala superior y mandos de la Policía Nacional, que continuarán en sus funciones como hasta ahora. Las delegaciones del Gobierno de la Junta de Andalucía designarán a los presidente de las plazas de primera y segunda categoría, y los alcaldes, las de tercera y portátiles, excepto cuando el municipio sea el organizador del festejo.

Soriano informó de que se reducirán las dimensiones de la puya, el peso de los caballos y de los petos, y que el número de puyazos (ahora establecidos en dos como mínimo en los cosos de primera) dependerá de los toreros en todas las plazas.

Por otra parte, se modifica sustancialmente el tiempo de la faena de muleta que, hasta ahora, era de diez minutos, a partir de los cuales sonaba el primer aviso. El nuevo reglamento permite alargar la faena a elección del matador, y el primer aviso sonará tres minutos después de la primera entrada a matar; el segundo, a los dos minutos, y el tercero a los dos siguientes.

Otra novedad es que se hace responsable al ganadero del posible "afeitado" de los toros. En este sentido, cuando los veterinarios estimen que las defensas de un animal presentan síntomas de una posible manipulación, el ganadero podrá retirar la res o exigir su lidia bajo su responsabilidad. El reconocimiento post mortem de los cuernos recaerá exclusivamente sobre las reses incluidas en este apartado. Asimismo, los veterinarios y los diestros actuantes podrán solicitar un análisis de sangre y orina para descartar dopaje si durante la lidia se ha apreciado un comportamiento extraño del animal.

Por último, el borrador contempla la posibilidad de que, en plazas de primera y segunda categoría, los equipos presidenciales acudan a las ganaderías para señalar en el campo los animales, como ha ocurrido en la pasada Feria de Abril, aunque no se suprime el reconocimiento en la plaza.