Llorente dinamita a Chile
El delantero del Athletic lidera la victoria de España, que se clasifica para los octavos de final
Fernando Llorente es un gigante. Raúl Albiol también. Los dos jugadores de España son altos y fuertes, futbolistas potentes, de un físico privilegiado, que ya conocen lo que es jugar en la Primera División. Pero su efecto en la selección española, un equipo plagado de jugadores habilidosos pero de poco despliegue físico, es bien distinto.
Llorente baja a por el balón hasta el centro del campo, luego busca el pase a las bandas y se lanza al corazón del área contraria para rematar los centros de Gavilán y Juanfran, las alas de España. Su presencia condiciona al rival, más pendiente del peligro de su altura que de concederle espacios para aprovechar sus aparentes dificultades con el balón en los pies. Su rendimiento fue sobresaliente.
CHILE 0 - ESPAÑA 7
Chile: Arias; Montesinos (Sánchez, m. 84), Jara, Bascuñán, Riquelme; Vázquez, Muñoz; Fuenzalida, M. Fernández (Morales, m. 86), Parada (Tudela, m. 70); y Canales.
España: Rivas; Chica, Alexis, Robusté, Garrido (José Enrique, m. 40); Zapater, Albiol (Marcel, m. 46); Juanfran (Silva, m. 67), Cesc, Gavilán; y Llorente.
Goles: 0-1. M. 8. Llorente, de cabeza. 0-2. M. 51. Robusté. 0-3. M. 62. Gran jugada de Gavilán, que cede para que Llorente marque. 0-4. M. 71. Silva, desde fuera del área. 0-5. M. 78. Llorente. 0-6. M. 81. Llorente. 0-7. M. 85. Silva.
Árbitro: Benito Archundía (México). Amonestó a Albiol y Cesc. Expulsó a Jara con doble amarilla (m. 45).
4.000 espectadores en el estadio Doestinchen.
Albiol tiene la misión de cortar y mandar, de acogotar al contrario con su presión, y de cubrir todo el medio campo gracias a su impresionante zancada. Pero ni él ni Zapater consiguen siempre su objetivo de contener al rival, robar el balón y controlar el partido.
Partida alrededor de Albiol, España vivió ayer entre sonrisas y temblores. Por delante del centrocampista valenciano todo fueron buenas noticias. Con Llorente fijando a los centrales, Cesc repartió juego para que Gavilán y Juanfran se mostrasen incisivos, verticales y siempre peligrosos. Así llegaron cuatro goles, con Llorente espléndido en la labor de remate.
Por detrás de Albiol, sin embargo, ocurrió de todo y casi nada bueno. Chile desaprovechó hasta tres ocasiones de gol en los diez primeros minutos de partido. Sus inocentes disparos acabaron en las manoplas de Ribas, el portero español, genio y figura por obra de sus defensas, blandos en la marca e indecisos en los despejes. Chile, agradecida, encerró a España en su área y dominó todo el primer tiempo gracias a su recital de pases interiores, centros al área y remates fallidos. Hasta que Jara fue expulsado. Entonces, ya en el segundo tiempo y sin Albiol sobre el campo, el encuentro se convirtió en un loco correcalles, con múltiples oportunidades para los dos bandos. España lo inauguró con un gol de Robusté, su capitán, tras centro de Cesc. Luego Fuenzaliza probó a Ribas tras internarse hasta el corazón del área sin oposición ninguna, apenas los cuerpos inmóviles de los defensas españoles. Y hasta allí llegaron los diez jugadores de Chile. Después, roto el centro del campo, el partido se convirtió en un intercambio de golpes del que salió vencedora una contundente España, que se aseguró su pase a los octavos de final gracias a la victoria de Marruecos sobre Honduras (5-0).
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