A contrapelo

Capullo de Jerez es un flamenco peculiar. Heterodoxo de arriba abajo, que todo lo canta como si dijéramos a contrapelo, y sin embargo tiene su público que le jalea con entusiasmo siempre. El público de la sala Clamores es público de Capullo; un público joven, jacarandoso, con ganas de bulla.

Así que el recital estuvo constantemente jaleado con cantos, ruido y palmas estrepitosas. En ese ambiente, el Capullo se sintió en su salsa, bien a gusto. Y cantó como él suele cantar, con cachondeo a veces, superficialmente en otras, y en algunas ocasiones con profundidad y jondura. Porque el Capullo, pese a todo, tiene circunstancialmente momentos de emoción que se salen de su modo habitual de cantar y llegan a herirnos de verdad.

Entonces sí que canta, a contrapelo de su anarquía habitual, de los tercios distorsionados, de sus voces estentóreas y abruptas. Éste fue su recital: algunos momentos preciosos en medio de mucha jerga difícilmente asumible, con letras de su creación sobre temas de actualidad, pero en general rebuscadas y no muy aptas para el cante.