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Reportaje:MOTOCICLISMO | Gran Premio de Cataluña

A la espera del duelo imposible

Los aficionados comparten sus preferencias entre los dos campeones, Pedrosa y Rossi

Por lo que se vio ayer en Montmeló, asistir un domingo de junio al Circuit de Catalunya es la cosa más parecida a pasar una jornada en la playa. Como si no quisieran renunciar del todo a un plácido día en la costa, tendidos al sol, los aficionados, que ayer acudieron masivamente al circuito -casi 106.000, frente a los 102.000 del año pasado-, cogen su kit playero y lo plantan en la pelouse de Montmeló. Se aligeran de ropa -en el circuito se vieron ayer casi tantos torsos desnudos y biquinis como en un arenal-, abren su sombrilla para protegerse del sol, extienden sus toallas para disfrutarlo cuando no abrasa demasiado e instalan cerca su nevera, bien provista de bebidas y viandas. A la una de la tarde, cuando la multitud ya ha celebrado ruidosamente el cuarto triunfo de Dani Pedrosa en lo que va de Mundial y espera ansiosa el duelo entre Valentino Rossi y Sete Gibernau, la tortilla, las croquetas, el jamón y el pan con tomate hacen su aparición.

Ni siquiera en su casa y saliendo desde la 'pole' logra Gibernau eclipsar la 'rossimanía'
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"¿Ahora sale Dani?", pregunta una niña de cinco años a su hermano mayor. "Si lo ves, me avisas", insiste, con mirada desconfiada. Son sólo dos de los muchísimos seguidores que el actual campeón del mundo de 250cc ha atraído hasta Montmeló. Su supuesto duelo fratricida con el mallorquín Jorge Lorenzo lo han resuelto, mucho antes de iniciarse, los miles de aficionados que lucen la camiseta y la gorra azules de Pedrosa, que corean sin cesar su nombre. "Dentro de unos años, quizá Pedrosa pueda convertirse en rival de Rossi", dice Carles, vestido con la camiseta azul, como su novia, Irene. Juntos han celebrado el triunfo del piloto catalán, pero en Moto GP sus preferencias se han separado. Irene anima a Sete Gibernau, y su novio, como la gran mayoría del circuito, a il dottore.

Ni siquiera en su casa y saliendo desde la pole logra Gibernau eclipsar la rossimanía. Las camisetas amarillas con el número 46 dominan en el circuito de manera abrumadora. Por cada maillot azul con el 15, se ven al menos siete que respaldan a Valentino. "Cae simpático y es el mejor", coinciden Vicente y Andreu, padre e hijo, vestidos de amarillo.

Las primeras vueltas de la carrera, sin embargo, animan a los seguidores de Sete. El piloto catalán comanda con firmeza la carrera y ellos se frotan las manos. "Ésta es la nuestra", piensan, sin abandonar cierto aire de duda. Entre los fans de Rossi, que marcha a rebufo, reina la más absoluta tranquilidad. "Sete se caerá", vaticina uno. "Sete va primero al principio, pero al final Rossi le pasará", añade otro. Se conocen la historia de memoria y no se equivocan. A dos vueltas del final, el campeón mundial rebasa, una vez más, a Sete.

"Es que Sete no arriesga", se queja David, uno de sus seguidores, mientras abandona el circuito con gesto de enfado. Muchos otros coinciden con él. "Estoy decepcionado; esperaba que hoy llegase primero hasta el final, pero no puede más", añade Miquel. "Rossi es mejor", admite Juan Carlos, que ha viajado desde Huelva para animar a Gibernau; "pero yo no me cambio: odio a Rossi desde que le hizo la jugada sucia en Jerez". Y aunque alguna pancarta también le recuerda el hecho al italiano -"Rossi, Montmeló no olvida Jerez. Juego limpio", rezaba una; "conocemos tu lado oscuro, podemos combatirlo", decía otra-, Montmeló, como el mundo entero, se rinde ante su insultante superioridad.

De momento, el duelo entre Pedrosa y Rossi tendrá que esperar. Los campeones compiten en categorías diferentes.

Los aficionados animan a los corredores.
Los aficionados animan a los corredores.VICENS GIMÉNEZ

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