Un Donut de 700 millones
La familia Costafreda y La Caixa preparan la venta de Panrico
Panrico, el grupo del Donut, tendrá nuevos dueños, si no hay sorpresa de última hora, en el plazo de un mes. La familia Costafreda, cortejada por las firmas de capital riesgo, preselecciona ya ofertas. La Caixa y el Banco Sabadell también tienen previsto vender.
Fuentes del sector del capital riesgo, que en los últimos años se está volcando en España, cifran el valor de referencia del grupo de bollería industrial entre los 600 y los 700 millones de euros, aunque se han llegado a barajar cifras algo superiores.
La reestructuración del grupo, industrial y en la red de ventas, refuerza el atractivo de la empresa ante las firmas de capital riesgo
La Caixa y Banco Sabadell no tienen intención de quedarse en una participada no estratégica si cambia la estructura accionarial
La banda alta de la horquilla es un 66,6% superior a la valoración de toda la compañía que se realizó hace cuatro años, cuando los Costafreda abrieron el accionariado a dos socios financieros: La Caixa, que se apuntó por primera vez al capital desarrollo y se salió de sus inversiones tradicionales en empresas de servicios varios y compró un 30%, y el Sabadell, que con una filosofía similar se hizo con otro 5%. Ya en 2001 hubo cierta polémica sobre si el precio pagado había sido demasiado alto.
¿Por qué se habla de tanto dinero? Para comprenderlo, hay que remontarse a este último movimiento accionarial, de 2001. La familia propietaria se había buscado socios "de confianza" tras haber recomprado a Allied Domecq el 50% del capital que la británica tenía en Panrico. La Caixa, junto al Santander, había dado respaldo financiero a Costafreda para la costosa operación de recompra (132 millones), que conllevó choques con accionistas minoritarias.
Panrico-que nació en los sesenta, cuando el emprendedor autodidacta Andreu Costafreda y José Rivera trajeron de EE UU el donut, hasta entonces un genérico- tenía un plan para crecer y el horizonte de la Bolsa. Pero, antes de dar un salto de tamaño, había que completar una profunda reestructuración del grupo.
Reestructuración
Este proceso ha comportado, después de una simplificación de la estructura societaria, una reorganización de la producción y de la red de ventas. Así, se han cerrado las plantas de Málaga, Zaragoza, Valencia y Vitoria y se ha realizado una fuerte inversión para modernizar, especializar y sacar mayor productividad a las plantas restantes. Y se ha acometido, en paralelo, la conversión de fijos a autónomos a los vendedores de Cataluña y Madrid (en el resto, históricamente, había sólo autónomos). En Cataluña hubo pacto, que pasó por prejubilaciones, recolocaciones o conversión en autónomos de los fijos. En Madrid, por falta de acuerdo, por ahora, ha habido expediente, con 95 afectados de Coslada y Alcorcón.
Con la reorganización casi completada, la compañía vale más. La retahíla de fondos de capital riesgo, seis, entre los cuales Permira, Mercapital y CVC, han llamado a la puerta de Panrico. "Las perspectivas de una salida a Bolsa no son las mejores, pero, en cambio, es un momento casi de euforia del capital riesgo", explican fuentes financieras. Así que, Albert Costafreda, que pese a estar muy pendiente de su empresa ya había profesionalizado de todas formas la gestión con ejecutivos externos, el último Joan Cornudella, se lo pensó y encargó a JP Morgan que se pusiera con la posible venta. En la empresa dan casi por hecho que la familia no abandonará del todo el capital, del que ahora controla un 53%.
Alianza para sacar provecho de la red
Comprar Panrico, ¿para qué? Fuentes sindicales dan por hecho que los posibles compradores, más allá de la subasta de las cifras, tienen en la cabeza reforzar un gran grupo alimentario aprovechando la sinergia del reparto. La capilaridad de la red de ventas, que reparte sus donuts y bollycaos por toda España, puede servir también para distribuir otros productos. Una firma de capital riesgo comenta al respecto: "Panrico sola tiene interés, pero tiene aún más fusionada". Una opción con sentido sería una alianza o integración con una empresa de productos congelados, donde Panrico ya ha hecho una incursión.
Parece difícil dar el deseado salto de tamaño (los 1.000 millones de euros) sin alianza. El año 2004 fue bueno, a diferencia del anterior, en que el beneficio había bajado un 15% (en parte por la reestructuración de la red de ventas). La facturación subió un 7,3% (680,67 millones), y el beneficio, un 31% (23,9 millones).
Los sindicatos no esconden "preocupación" por el futuro de los 6.000 empleados. "Venga quien venga, queremos que se nos garantice el empleo. Eso como mínimo", señala Pedro Izquierdo, secretario general de la Federación Alimentaria de CC OO de Cataluña. "Y, después, que se mantengan las condiciones laborales", coincide en señalar, desde UGT, Rafael Vázquez.
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