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Columna
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Mamá, quiero ser vanguardista

En Súria, localidad que ha visto nacer, entre otros seres humanos, a Beth de Operación Triunfo, está teniendo lugar una performance. Durante 15 días, el artista Ramon Ruaix vivirá en el interior de una tinaja. En este tiempo no hablará con nadie y se comunicará con sus vecinos a través de una pizarra y una dirección de correo electrónico, xy_suria2005@yahoo.es. Para purificarse -eso dice-, se ha rasurado el pelo de todo el cuerpo y se ha bañado con sangre de animal, leche, agua y cerveza. Se ha vestido con una túnica blanca. Ha adoptado el nombre de XY, que es, según sus palabras, "un ser neutro que se ofrece a los otros". Se dedicará a hacer "todas las tareas sociales" que la gente le pida, "de modo altruista", excepto actos violentos. (Eso significa que si los de un matadero le piden que decapite pollos porque hay algún artista que quiere sangre de animal para purificarse, se negará.) De momento, ya tiene un trabajo. El consistorio le ha encargado que pinte barandillas de ocho a once de la mañana. A cambio, podrá ducharse en el polideportivo del pueblo y tendrá unos bocadillos para alimentarse. Cuando la performance termine, XY volverá a ser mi admirado Ramon Ruaix y ofrecerá una rueda de prensa para contar la experiencia. No me la pienso perder.

El caso es que Ramon Ruaix no es nada original y creo que, con un buen abogado, se le podría acusar de plagio. En efecto. Es un copión. Hace años que numerosos artistas afincados en Cataluña -en su mayoría africanos y chinos- están llevando a cabo la misma experiencia, aunque con pequeñas variaciones. Trabajan sin chistar a cambio de un bocadillo y viven en habitáculos no más grandes que una tinaja. Es una pena que, demasiado a menudo, estas personas no tengan sensibilidad artística y ni siquiera sean conscientes de estar protagonizando una performance. Este desconocimiento es el que hace que muchos de ellos llamen a la policía para denunciar su situación en cuanto tienen la mínima oportunidad.

Por eso, quiero animar a nuestros mafiosos, sin duda con más amor al arte que sus propios trabajadores. Más que amenazar a los obreros con no renovarles el permiso de residencia, lo que tienen que hacer es darles una pizarra y crearles una dirección de correo Yahoo. A estos subsaharianos que recogen fruta durante 12 horas al día, a estos chinos que cosen pelotas en sótanos (y hasta a estos becarios insensibles que nos traen los cafés a regañadientes), hay que hacerles comprender que en realidad no están trabajando, sino participando de una experiencia artística.

Así que ya lo saben, empresarios. Antes de la próxima campaña de la fruta, no olviden rasurar a sus semiesclavos y bañarles con la cerveza, el agua, la leche y la sangre de animal. En lugar de hacinarles en tinajas, hacínenles en cobertizos o sótanos, que para el caso es lo mismo. Y a cambio de todo esto, ofrézcanles un bocadillo y su reconocimiento en nombre del mundo del arte. ¿Que tienen ganas de ducharse? Al polideportivo. ¿Que tienen ganas de comunicarse con las mafias que les han traído aquí? Al café de Internet a mirar el correo. Lo de no hablar es fácil, la mayoría no entiende el idioma. Lo de la túnica todavía es más fácil: al bajar de la patera, ya suelen llevarla puesta. El único pequeño inconveniente que yo le veo al gesto de Ruaix es lo de la rueda de prensa al final de la experiencia. Sería molesto que todos los que recogen fruta quisieran contarlo después delante de las cámaras.

moliner.empar@gmail.com

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