Ataque y burla al poder
"EN LA TRADICIÓN de los juglares de la Edad Media, que castiga a los poderes establecidos y restaura la dignidad de los oprimidos". Así situaba la Academia Sueca a Dario Fo en la exposición de razones por las que en 1997 le concedió el Premio Nobel de Literatura. Razones que ayudan a entender el porqué de la relación del actor y dramaturgo italiano con un compositor como Gioachino Rossini, del que ha dirigido cuatro óperas: El barbero de Sevilla, La italiana en Argel, La gazzetta y El viaje a Reims. "La ópera me gusta, aunque no toda", explicó Fo el año pasado en Módena (Italia) a esta periodista. "Me gustan mucho Rossini y Mozart. Donizetti y Verdi compusieron óperas muy bellas, extraordinariamente populares, pero su discurso no me interesa en absoluto. Rossini, en cambio, no era seguramente un revolucionario, pero en sus obras se burla del poder y de sus protectores". Y si algo caracteriza a Dario Fo es un permanente ataque al poder político, social y eclesiástico.
Cuando en 1987 dirigió su primera ópera, El barbero de Sevilla, recalcó los aspectos políticos de la obra sacando incluso pancartas al escenario. Convirtió La italiana en Argel (1994) en un alegato feminista -"cuando Rossini la escribió fue una obra revolucionaria", asegura-; en La gazzetta (2001) trasladó la acción a principios del siglo XX y aprovechó para dejar claro lo que piensa de los medios de comunicación conservadores y de Silvio Berlusconi, una de sus dianas preferidas en los últimos años; y con El viaje a Reims (2003) usó las incidencias del viaje de los nobles e ilustres pasajeros de diversos países que se dirigen a París para la coronación de Carlos X de Francia para hacer una sátira de la actual unificación de Europa.
Rossini le da para todo ello. Lo descubrió gracias a su tía Ilia, una mujer bella y atrevida, así es como la recuerda, una gran amante de la música que se pasaba el día cantando arias de óperas de Bellini, Donizetti, Verdi y Rossini. Precisamente, Rossini era su compositor favorito y mientras el joven Dario la escuchaba cantar sus arias nació en él su interés por la ópera bufa y, en especial, por el compositor de Pesaro, que para Fo es sinónimo de comedia del arte, del humor y sátira en el canto, de la posibilidad de introducir en la música el contrapunto de lo absurdo, la paradoja...
¿Y Mozart? Adora su música y le han propuesto dirigir algunas de sus óperas, incluso se comprometió a dirigir Don Giovanni en Suecia, pero Rossini se interpuso. El compositor le ata, es tan posesivo que se cruza en su camino siempre que alguien pretende apartarlo de él. "Podría seguir trabajando lo que me queda de vida, reponiendo sólo las óperas suyas que he hecho", dice Fo.
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