EA comienza a soñar sin el PNV
Su asamblea nacional sólo registró voces favorables a cerrar la actual etapa de colaboración
El secretario general de Eusko Alkartasuna y parlamentario, Unai Ziarreta, insinuó hace unos días, en Radio Euskadi, que la coalición EA-PNV podía haber tocado a su fin, al afirmar que, tal vez, los dos partidos nacionalistas deberán plantearse en adelante su futuro en solitario. El dirigente avanzaba así la que parece ser la línea política más arraigada en su partido, donde ya se considera que la etapa de formar coalición electoral con el PNV ha tocado a su fin, ahora que el partido jeltzale ha templado las aspiraciones soberanistas del Plan Ibarretxe. Esta fue la sensación que afloró en la asamblea nacional (máximo órgano entre congresos) celebrada por EA en Vitoria el 27 de mayo para analizar las elecciones y las circunstancias políticas de la nueva legislatura.
El frustrante resultado electoral que obtuvo la coalición, ha alentado dentro de EA a los partidarios de desmarcarse del PNV, que se encuadran, por cierto, en el sector oficial y mayoritario, que lidera la presidenta, Begoña Errazti. Pese a ello, Errazti se ha visto obligada, en sus cinco años al frente del partido, a suscribir con el PNV alianzas electorales para concurrir en coalición, tanto en las municipales y forales de 2003, como en las últimas autonómicas (respaldada por el 71 % de los votos de la asamblea), con el fin de lograr mantener una cuota de poder en las instituciones que en solitario no alacanzaría de ninguna manera.
Pero los comicios del pasado abril han roto esta trayectoria. Aunque el retroceso electoral no ha repercutido en el número de escaños -EA mantiene siete parlamentarios, mientras los cuatro que ha perdido la coalición han sido a costa del PNV, lo cual ha levantado también ampollas en este partido-, sí ha alentado los deseos de revisar los vínculos con el PNV. Una línea seguida más en función de la necesidad que de la convicción. Y así se puso de manifiesto en la última asamblea, en la que la totalidad de los intervinientes se decantó por la ruptura con el PNV para reemprender el futuro en solitario.
Sin embargo, entre los críticos con la coalición peneuvista no hubo unanimidad a la hora de encarar ese futuro. Según las fuentes consultadas, un sector de ellos se mostró partidario de continuar en solitario, marcando el perfil socialdemócrata que EA siempre ha declarado y reivindicado, y afrontando los riesgos que el ir a las urnas en solitario entraña para la supervivencia de la formación surgida en 1986 alrededor de la figura de Carlos Garaikoetxea.
En otro polo distinto se situaron los partidarios de cambiar la alianza con el PNV por otra con la izquierda abertzale, tomando posición para el momento en que deba recomponerse el mapa nacionalista, si se llega a producir la normalización de la política vasca con el fin de ETA. Conscientes de la debilidad de EA para actuar en solitario, este sector propone como opción ensayar una coalición nacionalista más amplia, en la línea de lo que fue el Foro de Bayona, surgido hace pocos años al calor de Lizarra, que aglutinó a los partidos nacionalistas a la izquierda del PNV.
Frente a todas estas opiniones, unidas por su deseo de desmarcarse del PNV, se encuentran los partidarios de continuar en coalición, que no se pronunciaron en la citada asamblea. Son los críticos, mayoritarios en Guipúzcoa, donde tienen una considerable implantación social y cargos electos en ayuntamientos y Juntas Generales en grado muy superior al de los restantes territorios. Este sector nunca ha ocultado su preferencia por mantener una colaboración permanente con el PNV que practican en Guipúzcoa desde principios de los noventa con un resultado satisfactorio para ambas partes.
Defender esa opción supuso para sus líderes, Inaxio Oliveri y Patxi Ormazabal, el apartamiento de los cargos internos en el congreso de Pamplona. Ahora observan con distancia cómo en estos años EA ha tenido que mantener la coalición porque, de lo contrario, desaparecería su representación en muchas instituciones, por ejemplo en la Diputación y en las Juntas Generales de Vizcaya. Pero esta evidencia no ha supuesto, hasta ahora, un reconocimiento de la validez de esa apuesta. Por el contrario el cuestionamiento de la coalición ha ganado enteros.
Un congreso extraordinario
En la intensidad del debate, en la asamblea del 27 de mayo se llegó a plantear la conveniencia de convocar en un plazo razonable un congreso extraordinario para clarificar la situación del partido a la hora de encarar su futuro. En el caso de que se decidiera en él cortar definitivamente las amarras con el PNV, el congreso serviría dar solemnidad a la nueva etapa política en EA. Las voces que llevaron el peso de esta propuesta de carácter extraordinario se encuentran en la ejecutiva regional de Vizcaya: fueron Josu Erkiaga y Joserra López Larrinaga.
Este estado de ánimo en las filas del partido de Errazti se ha evidenciado en la actitud con la que ha encarado en estas semanas situaciones como la constitución de la Mesa y los grupos parlamentarios de la Cámara vasca, actuando al margen por completo de los intereses del PNV. Con su postura, EA no ha hecho sino subrayar la debilidad parlamentaria de su socio electoral y de gobierno.
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