Un submarino ruso lanzará este mes desde debajo del agua el primer velero solar
Del mismo modo que los barcos se desplazan por el agua gracias al viento que recogen sus velas o los molinos de viento giran por la misma razón, es posible que una nave se desplace de forma controlada por el espacio gracias a sus velas, que son impulsadas suave y continuamente por la luz del sol. Esta forma limpia y también rápida de propulsión, inservible en la Tierra, es posible en el espacio, coinciden los especialistas, pero también es difícil de conseguir y ésa es la razón de que todavía no haya surcado el espacio un velero solar, un sueño para muchos aficionados al espacio.
Ahora, después de muchos retrasos e incertidumbres, todo está preparado para el lanzamiento a partir del 21 de junio de Cosmos 1, la primera nave espacial que utilizará velas para propulsarse. A la originalidad de la nave se suma la de su lanzamiento, como cabeza de un misil intercontinental, desde un submarino ruso Delta III sumergido. Que todo esté preparado no quiere decir que salga bien. En 2001 un ensayo con un prototipo reducido de Cosmos 1 fracasó por el mal funcionamiento del cohete lanzador.
La nave se desplazará por el rebote de los fotones en sus ocho brillantes velas
Cosmos 1 es un proyecto privado, que pretende ir más allá de lo que lo han hecho las grandes agencias espaciales hasta ahora. Ninguna de ellas ha llegado a dar este paso, aunque sí han trabajado en el diseño e incluso han ensayado (sólo los rusos y japoneses) el despliegue en el espacio de las grandes y ligerísimas velas solares. La idea parte de la Sociedad Planetaria y recibe el apoyo financiero de los estudios Cosmos, de Estados Unidos. El proyecto se encargó a entidades rusas: la Asociación Lavochkin y el Instituto de Investigación Espacial de Rusia. Luego se firmaron acuerdos con las poderosas agencias estadounidenses NASA y NOAA, que están interesadas en recibir los datos de la misión, a cambio de poder utilizar sus instalaciones para el seguimiento del vehículo.
La nave Cosmos 1 se encuentra ya en la base naval de Severomorsk, cerca del puerto de Murmansk. Louis Friedman, el director de la Sociedad Planetaria y también del proyecto se muestra entusiasmado: "Estamos orgullosos de nuestra nueva nave y esperamos que Cosmos 1 abra un nuevo camino por el sistema solar hacia un eventual viaje a las estrellas".
En este primer viaje, que es de demostración, la nave sólo alcanzará, sin embargo, la órbita de la Tierra, a unos 800 kilómetros de altura. Los primeros días en órbita, informa la Sociedad Planetaria, se dedicarán a comprobar el funcionamiento del satélite, alimentado por paneles solares y dejar que salga el aire que todavía permanezca en el interior de las velas plegadas, cada una de las cuales mide 15 metros de largo. Luego se desplegarán de cuatro en cuatro las ocho brillantes velas, en las que rebotarán los fotones solares, empujando así la nave. En principio, las velas se mantendrán con una orientación fija, para estudiar el comportamiento de la nave en estas condiciones. Más adelante, los ingenieros empezarán a ensayar diferentes orientaciones con la intención de conseguir que el impulso de los fotones solares haga subir a la nave hasta una órbita más alta.
Después, si todo va bien, científicos estadounidenses harán un experimento para acelerar la nave con un haz de microondas emitido desde la Tierra a través de la antena de una de las estaciones de la Red del Espacio Profundo de la NASA.
Al cabo de un mes más o menos, es de esperar que el material de las velas -mylar- se haya degradado tanto que ya no pueda cumplir su función. Cosmos 1 permanecerá en órbita algunos meses más y luego irá cayendo hasta terminar su vida como un meteorito que se queme en la atmósfera.
Según ha dicho Konstantin Pichkhadze, de la Asociación Lavochkin, que lleva fabricando naves automáticas desde 1965: "La vela solar es un paso importante para el desarrollo de tecnologías espaciales. Su construcción nos ha planteado problemas interesantes y complicados, que hemos intentado resolver con el Instituto de Estudios Espaciales y la Academia de Ciencias de Rusia".
En los últimos 30 años ha habido varios proyectos de hacer vehículos espaciales propulsados por el Sol y también se planificaron carreras de naves con velas solares para experimentarlas. Una de ellas pretendía, al hilo de las conmemoraciones del descubrimiento de América en 1992, que los vehículos fueran hasta la Luna, la rodearan y volvieran. En España se formó incluso un equipo para participar en la carrera, que nunca llegó a realizarse.
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