El último Carballo

"Ya tocaba". Con estas palabras recibió su triunfo en las paralelas en los Campeonatos de Europa de Gimnasia que terminaron ayer en Debrecen (Hungría), Manuel Carballo, el pequeño de una saga gimnástica que forman sus hermanos mayores, Jesús y Javier, y su padre, responsable del equipo nacional femenino. Y es que Manuel no es ningún recién llegado a la élite de este exigente deporte, aunque ha tardado en explotar por culpa de las lesiones. Algunos incluso dicen que es "el bueno de la familia"·

Manuel Carballo tiene 22 años y lleva más de media vida entrenando muy duro, pero hasta ayer no había hecho nada importante en Europeos, Mundiales o Juegos Olímpicos. Mucho tienen que ver en ello las tres operaciones que sufrió en el tobillo izquierdo, la fragilidad de sus rodillas -marca de la familia- y las recurrentes molestias en los hombros. Pero también cierta inseguridad sobre sus propias posibilidades, que le hacía fallar en momentos clave.

Por una lesión de última hora en un hombro se perdió el pasado verano los Juegos de Atenas y por la misma razón decidió no salir en la final individual del sábado y reservarse para la de aparatos de ayer. La jugada le salió bien, ya que logró imponerse en la prueba de paralelas -y por más de una décima- al francés Yann Cucherat y al esloveno Mitja Petkovsek. Su primer gran triunfo.

Manuel carga también con el peso de su apellido. Cuando empezó a entrenarse con sólo seis años, sus hermanos mayores ya destacaban en competiciones nacionales. Jesús, que le lleva seis años, ganó el primer oro mundial de la gimnasia española con sólo 20 años y repitió premio tres años después.

Eclipsado por esos triunfos, el pequeño de los Carballo se ha esforzado por distinguirse. En lugar de especializarse en un par de aparatos para tener más opciones, ha preferido entrenarse en las seis pruebas, como los grandes campeones de antes. Más bajito que su hermano Jesús y algo más fuerte, ambos comparten una técnica depurada cuando suben a los aparatos. "La diferencia es que cuando salía Jesús sabías que no iba a fallar el ejercicio", explica el seleccionador español, Álvaro Montesinos, quien subraya que Manuel "ha cambiado mucho este año; ahora es más seguro".

Jesús era el rey de la barra fija y Manuel prefiere las paralelas, aunque también se le da bien la prueba reina, donde fue primero en el encuentro de la Copa del Mundo de este año en Brasil. Ambos flojean en el suelo: "No soy muy fuerte de piernas", reconoce el nuevo campeón de Europa.

El oro de ayer, que aplaudió desde la grada su padre, compensa en parte las penurias anteriores. "El ciclo olímpico fue muy duro", reconocía el gimnasta español, exultante tras su triunfo y mientras seguía la final de barra, donde Rafael Martínez no pudo repetir medalla al caer del aparato. Con Martínez comparte entrenador, Fernando Siscar, y muchas horas de gimnasia en Madrid, donde se concentra el equipo español.

Su primer triunfo importante le da además fuerzas para seguir entrenando una media de seis horas diarias. Y la confianza que le ha faltado en los últimos años para creer que es capaz de igualar las gestas de su hermano. Incluso de mejorarlas. Lo decía el mismo Manuel Carballo ayer: "Ahora me toca a mí".