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Crónica:FÚTBOL | Fase clasificatoria para el Mundial de Alemania 2006
Crónica
Texto informativo con interpretación

La selección sigue estancada

España, enredada en los problemas de siempre, salva el poderío físico y la terquedad defensiva de Lituania con un gol de Luque

Santiago Segurola

La selección venció, pero no progresa. Sigue estancada. No hay indicios de mejoría en un equipo que se parece a todos los que han decepcionado en los últimos años. Tiene momentos, ofrece detalles, pero todo suena a superficial. Sufrió frente a Lituania, mala noticia a un año de la Copa del Mundo. Lo que vale para clasificarse no sirve para competir con los mejores. Por lo que se vio en Valencia, España sigue donde estaba.

El encuentro reveló todas las características que definen a la selección española, equipo ligero que necesita jugar extremadamente bien para ganar los partidos. Por jugar bien se entiende, según el manual español, elaborar el juego con la máxima precisión, en espacios muy cortos y con remates desde el área pequeña. No es fácil, porque a este equipo le falta variedad de soluciones. Se le ve venir. El caso es que el fútbol español no ofrece muchas más posibilidades. Es cierto que se podría pensar en Xabi Alonso en lugar de Albelda en un duelo frente a Lituania, pero esencialmente no hay demasiadas alternativas. Allí estaban los dos mejores extremos españoles, el delantero con más vuelo (Torres), el jugador con más experiencia (Raúl), el centrocampista más valorado en la Liga (Xavi) y una defensa que no iba a sentirse comprometida frente a un equipo vulgar. También es el equipo que fracasó de la última Eurocopa. Siete jugadores participaron en la derrota frente a Portugal, partido que significó la despedida de Iñaki Sáez. A ellos se añade Salgado, que no disputó el encuentro por sufrir una lesión. La impresión es pesimista porque no hay más de lo que se vio en Valencia y lo que hay no permite pensar en grandes metas. Probablemente alcanzará el Mundial, pero el equipo no ha mostrado ninguna mejoría con respecto a años anteriores.

ESPAÑA 1- LITUANIA 0

España: Casillas; Salgado, Marchena, Puyol, Del Horno (Luis García, m. 61); Joaquín, Albelda, Xavi, Vicente; Raúl (Sergio Ramos, m. 74) y Torres (Luque, m. 58).
Lituania: Karcemarskas; D.Cesnaukis (Mikoliunas, m. 72), Paulauskas, Skerla, Dziaukstas, Barasa, Zvirgzdauskas, Kucys (Preiksaikis, m. 46), Morinas (Cesnauskis, m. 72); Poskus y Danilevicius.
Goles: 1-0. M. 67. Luque, de disparo raso y cruzado, con la izquierda, desde fuera del área.
Árbitro: Gianluca Paparesta (Italia). Amonestó a Zvirgzdauskas, Poskus, Joaquín, Danilevicius, Puyol y Barasa.
25.000 espectadores en el estadio Mestalla de Valencia.

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Nada distingue a la selección. Para empezar le faltan jugadores que marquen las diferencias, algo fundamental para medirse con los mejores equipos del mundo. Torres apunta maneras, pero todavía es un proyecto. Está lejos de Ronaldo, Adriano, Henry o Van Nistelrooy. Ese déficit se acusa en cada línea. España no cuenta con ninguno de los 20 o 30 mejores futbolistas del mundo. Es un equipo que deja más detalles que sustancia. Porque cuando llega el momento decisivo no le sostiene ni una gran defensa, ni un medio campo poderoso, ni una delantera brillante. Tampoco dispone de grandes especialistas en el juego aéreo, ni en el ataque ni en la defensa, y no se distingue por su eficacia en los remates largos. Se trata de una selección sin aristas, que en el mejor de los casos practica un fútbol bonito, bastante superficial casi siempre y sin apenas alternativas.

Sus problemas son graves frente a demasiados equipos. Frente a los buenos y también contra los malos. Lituania, por decir uno. Los lituanos han progresado algo en el fútbol, pero no son Brasil precisamente. Su principal cualidad es el poderío físico y una terquedad defensiva que se puso de manifiesto ante España. Los datos de los últimos años indican que la selección española sufre demasiado frente a equipos atléticos. Necesita exprimir al máximo sus cualidades técnicas para pasar el trago. Es cierto que jugó mejor que Lituania, que mereció la victoria y que la consiguió en un remate de media distancia, algo que apenas se vio en todo el partido. Sin embargo, la victoria resultó demasiado sufrida, casi preocupante para un equipo que no termina de levantar el vuelo.

España arrancó con cierto garbo. Vicente desbordó por la izquierda, antes de dar señales de fatiga. No hubo simetría en el otro costado. Joaquín demostró la inconsistencia que le caracteriza. Sus condiciones son magníficas, pero el chico tiende a administrarlas con bastante usura. Y fuera de su calidad como extremo, no es un jugador que aporte nada relevante en otras áreas cuando no tiene su noche. Un cabezazo de Del Horno y un remate de Fernando Torres clausuraron el arreón de España en los primeros minutos. Luego llegó el profundo valle que definió el partido. La selección comenzó a masticar el juego hasta convertirlo en un asunto revenido y los lituanos se refugiaron en su campo, sin olvidarse de tirar unas cuantas patadas. Nada cambió en el segundo tiempo, que comenzó con dos ocasiones protagonizadas por Raúl y Xavi. El portero lituano rechazó de milagro un remate de Raúl y el palo devolvió un tiro libre de Xavi.

La solución llegó con los cambios. Se fue Torres y entró Luque, que anotó el gol en una jugada típica de la selección, con pases precisos y cortos que terminaron de una manera poco habitual: un martillazo de Luque desde fuera del área. El tanto fue suficiente para ganar, aunque Casillas puso algo de su parte en una estirada sensacional que evitó el empate en el último minuto. No hubo más. España avanza hacia el Mundial, pero sigue enredada en los problemas de siempre.

Luque, abrazado por Vicente tras el gol, que también celebra Albelda.
Luque, abrazado por Vicente tras el gol, que también celebra Albelda.EFE

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