Pepín Liria: "Madrid ha sido el trampolín de mi carrera"

A. L.,

Dice Pepín Liria (Cehegín, Murcia, 1970) que su carrera de 10 años como matador de alternativa no tiene sentido sin la plaza de Las Ventas, de donde salió lanzado en el San Isidro de 1994 tras un triunfo sonado con un toro de Dolores Aguirre. Lo cierto es que ha actuado en Madrid en 29 ocasiones y ha cortado seis orejas. "Madrid ha sido mi trampolín", afirma, "y año tras año, junto a la Maestranza, la plaza que más ha significado en mi trayectoria profesional". Se siente, además, orgulloso por la brava faena, regada con sangre, que el año pasado realizó a un toro de Adolfo Martín: "Fue mi reencuentro con Madrid; aquí he notado siempre las exigencias de esta afición, pero me he sentido respetado".

Dice el torero que dos circunstancias recientes han contribuido a que hoy se sienta nuevamente ilusionado, tranquilo y maduro: el cambio de apoderado y la artística faena a un toro de Palha, malograda con la espada, en la pasada Feria de Abril. "Esa faena ha servido para convencer a todos de que sé torear bien y que no era correcto que se me catalogara sólo por el valor", apunta Liria. "Lo que ha ocurrido", continúa, "es que he tenido que supeditarme al toro que tenía delante y, por lo general, sólo he podido mostrar valor y ganas". "Me ha sorprendido la enorme repercusión que ha tenido esa faena", continúa, "lo único que me duele es haber contado con tan pocas oportunidades como ésta".

De todos modos, el torero murciano tiene muy claro su balance: "Ha sido duro, pero muy satisfactorio, porque he conseguido mucho más de lo que nunca soñé, y soy muy feliz". Asimismo, cree que ha aportado "verdad y profesionalidad" y que ha sabido "superar las adversidades y no dar nunca por perdida la batalla".

Por todo ello, Pepín Liria acude a San Isidro con la moral alta y con el firme deseo "de confirmar el buen momento profesional que estoy viviendo; al menos", termina, "intentaré repetir lo del año pasado".