Candidata Merkel
Angela Merkel fue proclamada oficialmente el pasado lunes candidata a la cancillería federal de Alemania por la Unión Demócrata Cristiana (CDU / CSU) en las elecciones anticipadas a septiembre próximo, tras la histórica derrota del SPD en las regionales de Renania del Norte-Westfalia el pasado 22 de mayo. Merkel se enfrentará al primer ministro socialdemócrata Schröder, virtualmente defenestrado del poder a juzgar por las encuestas que le colocan a gran distancia de su rival. La dirigente democristiana tiene, por tanto, grandes posibilidades de convertirse en la primera presidenta de Gobierno de la historia de Alemania.
Tras años de luchas internas, especialmente con su máximo rival, Edmund Stoiber, presidente del land de Baviera y de los cristianosociales bávaros (CSU), Merkel sale victoriosa de una carrera por la candidatura para la que parecía reunir en principio las peores características. Procede de Alemania oriental, es protestante y divorciada de su primer marido. Era totalmente ajena a todos los clanes internos del partido, tanto tiempo dominado por la personalidad del renano católico Helmut Kohl, junto a los elegantes patricios del norte y los católicos rurales del sur.
Los méritos de Merkel son notorios. Esta mujer, que hace 15 años se asomaba con timidez a los medios, ha demostrado poseer habilidad, capacidad de encaje e ideas claras tanto en lo que a las reformas internas se refiere como a las relaciones internacionales. Con una vocación claramente atlantista, los contactos de Berlín con Washington podrían ser con ella más fluidos que con Schröder. Más incertidumbre arroja en cambio su visión muy restringida de la Europa ampliada y su oposición al ingreso de Turquía en la UE. Pero su gran reto será, en caso de que llegue a ser canciller, la reforma interna y la reanimación de un país hoy sin pulso y preso del pesimismo y la resignación. Merkel ha ganado ya su primera manga de una muy difícil carrera. Pero la principal la tendrá que comenzar tras su previsible victoria en septiembre.
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