Nadal reta al 'número uno' del mundo
El mallorquín destroza a David Ferrer y se estrenará como semifinalista en París frente a Roger Federer
Una tremenda frustración se apoderó del alicantino David Ferrer, de 23 años, cuando vio cómo se le escapaban las tres bolas de set de que dispuso en la primera manga. Había dado lo mejor de sí mismo, había trazado un tenis de altísimo nivel y, sin embargo, no le bastaba para superar a Rafael Nadal. Aquello pesó en su mentalidad, que normalmente siempre es positiva, hasta el extremo de que el partido murió en ese set inicial.
Nadal ganó finalmente por 7-5, 6-2 y 6-0 en dos horas y seis minutos. Ferrer fue el primer jugador que en la cita parisiense llevó al mallorquín hasta sus límites. Pero después no le aguantó. Así, el quinto hombre en la clasificación mundial entró por la puerta grande en sus primeras semifinales de Roland Garros y deun torneo del Grand Slam, en las que se enfrentará precisamente al número uno, el suizo Roger Federer, el único que parece capaz de derrotarle.
La bola era inalcanzable, pero llegó y la mandó con efecto rozando la red: el mejor golpe del torneo
No era el triunfo de Ferrer el desenlace lógico atendiendo a la edad de los dos tenistas en contienda. Con sólo 18 años, Nadal acabó mostrándose mucho más sólido de cabeza que un Ferrer que, además, llevaba en su cuerpo el peso de las cuatro horas del partido que había disputado en la víspera con el argentino Gastón Gaudio, el campeón vigente, al que eliminó. Sin contar con su físico al ciento por ciento, a Ferrer le costó más mantener una buena mentalidad a pesar de que ningún español sabe mejor que él lo que hace falta para superar al manacorí. Y es que el fue el último que le venció: en la final de Stuttgart de 2004. Desde entonces, Nadal se ha impuesto consecutivamente a 15 españoles, entre ellos a Félix Mantilla, a Fernando Verdasco, a Juan Carlos Ferrero y ayer, por tercera vez, al propio Ferrer.
"Jugué una primera manga muy buena tanto de tenis como de mentalidad", comentó Ferrer; "pero después vi que Nadal me estaba superando en todos los niveles, tanto en el físico como en el mental. Y yo no estaba en perfectas condiciones físicas. Seguir metido en el duelo era muy difícil. Había que estar muy bien de cabeza".
El de Xàbia tenía motivos de sobra para sentirse frustrado. Durante el primer set había llevado de cabeza a Nadal, le había recuperado por dos veces la pérdida del saque y había conseguido que en su cara se reflejara cierta preocupación. Por primera vez en lo que se lleva de competición, y le quedarían tan sólo dos partidos más para ganar el título, Nadal notó la tensión. "Fue el mejor partido de la semana, sin discusión", reconoció; "el primer set fue de mucha calidad y me permitió recobrar toda la confianza en mi juego. Me siento mucho más tranquilo ahora que antes de empezar el torneo o de jugar contra los franceses [Richard] Gasquet o [Sebastien] Grosjean".
Sin embargo, lo más positivo del partido fue comprobar de qué forma resolvió el balear los momentos de más presión. En los set-ball (5-4 y 15-40 y ventaja de su rival) mantuvo la calma, esperó el error de Ferrer o selló el punto con un passing medido. Y después, ya con 5-5 en el marcador, conectó el golpe más espectacular que se ha visto: Ferrer le escoró hacia su derecha, donde alcanzó una pelota ya muy complicada, y luego le mando casi a la grada de la izquierda; la bola era inalcanzable, pero Nadal no sólo llegó, sino que la pegó con toda su fuerza y la mandó con efecto rozando la red hasta la escuadra derecha de la pista del alicantino.
"Fue de locos", concedió Ferrer. "Uno de los mejores golpes de mi vida. La bola podía irse fuera de la pista Suzanne Lenglen, pero entró en el punto preciso", agregó Nadal.
Aquello le situó con 15-40 y en disposición de romper el saque de Ferrer, algo que conseguiría sólo dos puntos más tarde. A Ferrer le aparecieron entonces todos sus fantasmas. Comenzó a tirar la raqueta, a sentir molestias en la espalda -pidió asistencia ya con 1-4- y notó que todo se le resquebrajaba.
Nadal, en cambio, era cada vez más sólido, más consistente, más fuerte mental y físicamente. "Siento que he recuperado mi mejor nivel, el que tuve en Montecarlo, Barcelona y Roma", dijo; "si juego así, creo que puedo ganar a Federer. Y, si doy lo mejor de mí mismo y pierdo, no tendré nada que reprocharme".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.