Artistas y fotógrafos
Dentro de los círculos fotográficos se produce una extraña polémica, sin visos de concluir en breve, en la que los más avezados teóricos y comisarios de exposición encuentran una magnífica manera de pasar el rato. Se trata de diferenciar entre fotógrafo-fotógrafo y artista-fotógrafo, algo que la propia dinámica vital de los actores termina finalmente por resolver. El primero de los calificativos se otorga a quienes provienen de la tradición histórica de la cámara oscura. Estas gentes, depuran técnica y composición. Combinan belleza y contenido. Generalmente, son fieles al uso de la cámara fotográfica durante toda su trayectoria profesional. Habitualmente, cuando no son simples aficionados, con sentido muy prosaico, colocan sus imágenes en periódicos, revistas, vallas publicitarias o en menesteres decorativos.
Los del segundo grupo utilizan la misma herramienta aunque pueden también manejar otras. Tratan de conjugar sus impulsos creativos con sueños de libertad expresiva y conceptos filosóficos (cuando lo hacen) un tanto complejos. Sus imágenes buscan hueco en colecciones privadas, de museos o en las paredes de galerías de arte que, como todo en esta civilización cibernética, buena remodelación requieren para no pudrirse en la miseria. Pero esta búsqueda de un hueco en las revueltas aguas del panorama artístico más elitista no siempre resulta sencillo. Entonces, cuando van llegando las facturas de laboratorio o materiales fotográficos, cuando la necesidad apremia, se funden uno y otro tipo de fotógrafo.
Un ejemplo esclarecedor de este fenómeno lo encontramos en el catálogo de la reciente exposición sobre el grupo Orain, guiada con acertada mano por Fernando Golvano este pasado mes de mayo en Vitoria. Se trata de los trabajos de Alberto Schommer (Vitoria, 1928), uno de los miembros de este grupo de artistas. Con distintas obras en museos y colecciones privadas o públicas, las fotografías de este miembro de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando no han tenido reparo en pasar por la actualidad, documentación, moda, publicidad o por supuesto por una exitosa creatividad que marca camino desde los años sesenta del siglo pasado en los territorios del arte. Podemos recordar sus reportajes en La Habana, París, Berlín, Shanghai o Bilbao, desarrollados en base a una loable estética con profundas raíces en la historia de la fotografía. En sus Retratos psicológicos combina rostro, gesto y pose para descubrir la personalidad del modelo sin necesidad de otros aportaciones semánticas. Además se adentra en el collage, el fotomontaje y lo que denomina "cascografías", que son auténticas esculturas fotográficas.
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