El Tau gana en el último suspiro
Leído el partido al revés, es decir empezando por el final, pudiera pensarse que el Gran Canaria le abandonó la suerte para jugarse la eliminatoria en el último partido. Un triple de McDonald, frontal y bastante cómodo, lo repelió el aro al toque de la bocina. Así, el Tau ganaba por dos puntos y concluía unos cuartos de final mas complicados de lo que el primer enfrentamiento hacía pensar (cuando los alaveses apalizaron al Gran Canaria en la cancha vitoriana).
Leído el partido según el orden de páginas, el triple de McDonald se asemeja más a un factor circunstancial (eso sí, definitivo) por cuanto el Tau tuvo en su mano un encuentro y, sobre todo, un final mucho más cómodo. A sabiendas de la dificultad de la eliminatoria, el equipo de Ivanovic recuperó el espíritu de Ivanovic, es decir la agresividad y la intensidad absolutas que le hicieron dominar con cierta comodidad el encuentro, especialmente en el tercer cuarto, cuando el Tau obtuvo una ventaja de 12 puntos que se antojaba definitiva.
GRAN CANARIA 66 - TAU CERÁMICA 68
Gran Canaria: Guerra (5), Keys (20), McDonald (13), Moran (5), Savané (15) -equipo inicial-, Hernández-Sonseca (-), Klein (2), Baldo (4), Martínez (2) y Esteller (-).
Tau Cerámica: Prigioni (6), Macijauskas (12), Hansen (-), Scola (13), David (4) -equipo inicial- Vidal (3), Splitter (7), Nicholas (18), Gabini (5) y Betts (-).
Arbitros: Martín Bertrán, Pérez Pérez y Redondo. Eliminado por personales Keys (min. 40).
4.236 espectadores en el pabellón del Centro Insular de Deportes de Gran Canaria. El Tau se clasifica para las semifinales (3-1).
Dominaba el partido, vivía cómodo en el marcador y había superado el factor psicológico de la ausencia de su base Calderón, lesionado. A cambio, el show anotador le correspondió a su último fichaje, Drew Nicholas, que por fin manifestó las intenciones anotadores que han aconsejado su incorporación. Macijauskas ya tiene un socio para barrer la línea de 6,25m.
La victoria del Tau parecía incontestable a la vuelta del descanso, pero el Gran Canaria, un equipo que se distingue por su excelente defensa, consiguió sobrevivir gracias al acierto en los tiros libres. El trabajo incansable de Savané y el juego de Keys acercaron al equipo canario en el marcador, impulsado por un público que siempre creyó en la victoria. Lo imposible estuvo a punto de ocurrir. Tanto se apretó el marcador y tanto se asustó el Tau que lo que había sido un dominio tranquilo se jugó en una décima de segundo. La posesión correspondía al Gran Canaria, que perdía por dos puntos; en el tiempo muerto, el equipo isleño organizó la jugada de ataque para transformar un triple que le diera el triunfo, pero las circunstancias del juego dieron con el balón en las manos de McDonald que no tuvo más remedio que jugarse el partido con un lanzamiento que voló hacia el aro ante la atónita mirada de Scola bajo la canasta. El balón golpeó el aro y se fue fuera.
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