Música dominical en el parque del Retiro
El pasado día 15 se ha inaugurado la temporada de primaveraverano en el parque del Retiro, con la actuación que la Banda Sinfónica Municipal ofrece cada domingo: un concierto con más o menos acierto en la programación.
El motivo de esta carta se debe a la reforma llevada a cabo por el Ayuntamiento en el entorno del quiosco de música. Resulta que los alrededores han sido adoquinados en forma de círculo y la superficie en donde se sitúan las sillas ha sido cubierta con grava, eliminando los hoyos y desniveles que existían. Esta reforma resulta positiva y de gran acierto. Produce mayor confortabilidad a los aficionados que acuden a oír a esta magnífica agrupación musical. Sin embargo, han talado varios de los árboles que proyectaban buena sombra, plantando otros en su lugar que, por su delgadez, no cumplirán su cometido hasta los cinco o seis años.
Ya se puede imaginar el calor que hay que soportar durante la celebración de los conciertos.
Se me ocurre preguntar: ¿por qué el Ayuntamiento, a través de Parques y Jardines, no instala toldos o sombrillas portátiles para mitigar los rigores del calor que se avecinan, principalmente en la parte que más castiga el sol, donde han quitado los árboles? Creo que los aficionados se lo agradeceríamos al concejal de este servicio.
Refiriéndome al concierto inaugural de la temporada de primavera-verano de 2005, he de manifestarle que los números interpretados no han satisfecho a los aficionados.
La primera parte del concierto estuvo compuesta por Obertura de Madrid, de Manuel Gracia, con poco relieve musical, seguida de La verbena de la Paloma y La Revoltosa, zarzuelas de mucha entidad, pero demasiado repetidas en su repertorio.
La segunda parte incluyó el festival del pasodoble madrileño, con interpretación de ocho pasodobles y un pasacalle, resultando siete de éstos poco populares. El señor García Asensio podría haberse acordado de los correspondientes a las siguientes zarzuelas, todas ellas de costumbres madrileñas. Entre otras: La del manojo de rosas (Sorozábal), El país de los tontos (Guerrero), El último romántico (Soutullo y Vert), La chula de Pontevedra (Luna y Bru), Agua, azucarillos y aguardiente (Chueca), El amigo Melquiades (Valverde y Serrano), El barberillo de Lavapiés (Barbieri), Las Leandras (Alonso) y El año pasado por agua (Chueca).
La afición sigue esperando mejor programación que la ofrecida habitualmente. Pedimos al señor García Asensio que se deje de amiguismos a la hora de elegir las obras a interpretar.
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