Nadal rompe los corazones de Francia

La central de Roland Garros se fue quedando muda a medida que el partido iba avanzando. Rafael Nadal rompió los corazones de los franceses, que habían puesto todas las ilusiones en su ídolo Richard Gasquet. El duelo entre los dos jugadores de 18 años que deben marcar el futuro del tenis mundial no respondió a las expectativas. El mallorquín fue un jugador demasiado sólido, excesivamente contundente y demasiado fuerte mentalmente para un Gasquet al que le falta aún la consistencia de un tenista profesional. Nadal ganó por 6-4, 6-3, 6-2 en 1 hora y 49 minutos y extendió su racha de victorias consecutivas a 20. En los octavos de final se enfrentará a otro francés, Sebastien Grosjean.

"Es cierto que hoy me he quitado un peso de encima, lo confieso", reconoció Rafael Nadal

Considerado desde los 10 años el Mozart del tenis francés, Gasquet mostró una excelente gama de golpes. Tiene juego para hacer cualquier cosa, para intentar lo más inverosímil. En algunas jugadas tuvo destellos de gran tenista. Pero ayer evidenció también que, pese a sus excelentes últimos resultados -semifinales en Montecarlo y final en Hamburgo-, le falta regularidad para poder concretar en títulos todo su potencial real. "Creo que a él le afectó bastante más que a mí todo el revuelo que se había levantado en torno a este partido", dijo Nadal tendiéndole una alfombra. "Es un gran jugador y estoy convencido de que muy pronto lo veremos entre los 10 primeros del mundo".

Eso ocurrirá en un futuro más o menos próximo. Pero la realidad del momento es que Nadal es el quinto jugador mundial y Gasquet, el 31º. Y que eso se nota en todo: en la forma de enfocar los partidos, en la tranquilidad con que juega el español, en la calma de todo el grupo que le envuelve y en su inquebrantable solidez física y mental cuando está en la pista. Antes de empezar el partido, Toni Nadal, tío y entrenador de Rafa, salió de la pista y cuando volvió le ofreció un par de botellas de agua al entrenador de Gasquet, Eric Deblicker. A Toni se le vio muy tranquilo durante todo el partido. Debickler, que estuvo acompañado por el padre de Gasquet, Francis, estaba bastante más tenso.

"La verdad es que me sentí muy cansado y no pude seguir su ritmo de juego", confesó Gasquet. "Además, el tiempo no me ayudó. Hacía mucho calor , la pista estaba muy seca y los golpes liftados de Nadal elevaban mucho la bola. Eso también me perjudicó. Me obligó a hacer un juego que no es el mío. Y sabía que me iba a costar mantener la solidez si tenía que arriesgar".

Entre los muchos aspectos que todavía diferencian a estos dos jugadores, hay uno fundamental: el físico. La simple presencia de Nadal en la pista es impresionante: su cuerpo bien musculado, trabajado físicamente hasta el último detalle, habiendo elevado el consumo de oxígeno de 56 milímetros por kilo y minuto hasta 72 en dos años y reducido su porcentaje de grasas en un 2% en el mismo espacio de tiempo. A Gasquet le queda aún mucho trabajo por hacer. Su progresión ha sido más lenta. Acabó el partido con 46 errores no forzados y ganando un punto en los últimos cuatro juegos.

"Rafa les gana sólo con su presencia, con su mirada. Intimida a sus rivales", aseguró ayer Jordi Arrese, un capitán del equipo español de Copa Davis. "Y eso que hoy tenía un partido muy importante. Ahora, el camino se le despeja". El propio Nadal confesó que los nervios que había sentido en los primeros días de Roland Garros seguramente se debían a la expectación que había despertado el partido contra Gasquet. "Es cierto que hoy me he quitado un peso, lo confieso", reconoció el manacorí que se encontraría a Roger Federer en unas hipotéticas semifinales. "A partir de ahora voy a encarar el torneo con más tranquilidad, aunque soy consciente de que puedo perder cualquier partido". Ayer salvó el primer gran escollo. Las apuestas siguen firmes por él.