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Reportaje:

Trazos críticos en 30 metros cuadrados

Jóvenes artistas andaluces reflexionan sobre la polémica propuesta de los 'minipisos' con una acción colectiva de arte efímero

Javier Martín-Arroyo

"No es una protesta agresiva, sino una oportunidad para recrear mi arte en... ¡plena Plaza de la Constitución!". Víctor Toledo, mostraba dichoso ayer su instalación de arte efímero junto a otros ocho fotógrafos y artistas plásticos. La ministra de Vivienda Maria Antonia Trujillo propuso estudios de 30 metros como "solución habitacional", y siete artistas recogieron ayer en Málaga el controvertido testigo. Querían compartir acciones de arte efímero con un hilo conductor. Surgió el Papa, las mafias del blanqueo... pero cantaron eureka cuando coincidieron en el mayor problema para los jóvenes: la independencia, la vivienda, y cómo combinarlas.

A partir de ahí, llovieron las propuestas. Unos criticaron la medida a través de su obra, mientras otros se limitaron a invitar al público a reflexionar sobre escenas cotidianas y el espacio privado. Eso sí, todos en el reducido espacio de los 30 metros, donde jugar a ser solitarios inquilinos.

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Así se transformó el Ateneo en un bloque de minipisos donde los artistas se convirtieron en okupas y participaron en la acción Artistas construyendo espacio. El recibimiento fue peculiar. El visitante era interrogado mientras una cámara grababa, y las controvertidas preguntas hacían a más de uno revolverse en el sillón: "¿Quién saca tajada de todo esto? ¿Crees que la vivienda es cara? ¿Cuáles son las conexiones entre políticos y constructores?", planteaban las protagonistas de la instalación Típicas chorradas y que ayer no lo fueron tanto.

La instalación de Toledo, denominada 30 metros, recreaba el estudio con el que le gustaría contar para pintar: muebles, cartas y paracetamol esparcidos por el espacio reducido y que él convertiría en estudio si se viera en la tesitura de enfrentarse a la propuesta del Gobierno. "Tambalea las perspectivas, inventa nuevos objetos y borra la firma", avisaba a la entrada del estudio.

La fotógrafa jiennense Mónica López cerró su espacio con cortinas negras, y atrevida lo llenó de fotografías eróticas de sus amigos que evocaban su dormitorio. Nada más entrar el visitante fotografiaba su cara de asombro y más tarde estas reacciones fueron proyectadas. "Al invitarles a mi espacio más íntimo les provoco rechazo o placer, pero nunca estaban indiferentes".

Después de estar todo el día recibiendo visitantes sorprendidos ante las instalaciones que organizaba el Neoateneo, la jornada culminó con una actuación en el patio de vecinos donde las proyecciones aportaron el matiz vanguardista y dos vecinos ficticios, la actriz Beatriz Catalán y el organizador Martín Moniche discutían. Ambos representaron una parodia de corrala de vecinos entre un opulento burgués y una humilde chica joven.

En la fiesta posterior, el dj Longue dispuesto de un moderno delantal sirvió distintas músicas y lentejas. Entre plato y plato donde pinchaba sus discos, Alejandro Ponce ofreció "música confitada" y la más suculenta de las recetas a una hora un tanto indigesta. Eso sí, nada que no pudiera bajar más de una copa.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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