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Crítica:ROCK | Steve Earle
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Inmenso

Explorando a lo largo de su extensa carrera todos los caminos que conducen a la raíz de la música de Estados Unidos, el concienciado Steve Earle, al que en su país califican como el Michael Moore del rock, demostró en su actuación en Madrid que si bien su repercusión no se acerca a la de Bruce Springsteen, y su importancia dentro del cerrado mundo country no es equiparable a la de un Dwight Yoakam, sí que es un personaje entero, con relieve, estilo y un puñado de canciones que bien podrían situarle entre los míticos del género. Méritos, desde luego, no le faltan.

Acompañado de un pedazo de banda en la que destacaban el ex Del Lords Eric Ambel a la guitarra, el ex DB's Will Rigby a la batería y su novia Allison Moorer, que también ejerció de telonera, Earle realizó un tremendo ejercicio de estilo en el que no escatimó críticas contra la política de su país.

Steve Earle & The Dukes

Divino Aqualung. Madrid, 24 de mayo.

Alternando piezas de su último disco de estudio, Revolution starts... now, con algunas de sus mejores composiciones como Trascendental blues o Jerusalem, el rockero de Virginia se permitió hasta versionear a los Beatles, Revolution; los Rolling Stones, Sweet Virginia, y a Bob Dylan precisamente en el día del cumpleaños del bardo de Minnesota, de quien interpretó It takes a lot to laugh, It takes a train to cry. En definitiva, Earle realizó un inmenso concierto que hizo las delicias de un respetable entregado a la causa.

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