Un poeta arriesgado y cuidadoso
Un libro reúne poemas de Luis Rosales en una antología realizada por Luis García Montero
Como a "uno de los mejores poetas españoles del siglo XX" define a Luis Rosales el también poeta granadino Luis García Montero, autor de una nueva edición antológica que ha publicado sobre su obra la editorial Visor bajo el título de aquel famoso poema, El náufrago metódico. Reconocido como una de las principales figuras de la generación poética del 36, Luis Rosales nació en Granada en 1910. Después de matricularse en la facultad de Filosofía y Letras y en Derecho será su relación con algunos de los componentes de la revista Gallo, entre los que se encontraban Federico García Lorca, Álvarez Cienfuegos o Joaquín Amigo, la que despierte su vocación poética.
En 1930 el joven Rosales se instalará en Madrid para recuperar los estudios de Filosofía y Letras que había abandonado y tendrá oportunidad de conocer a César Vallejo y de entablar amistad con los hermanos Panero y con Luis Felipe Vivanco. Cuando estalla la guerra se ve inmerso en una de las más tristes y conocidas historias que han tenido que ver con la poesía granadina. En el verano de 1936 y ante el alzamiento militar García Lorca se refugia en la casa de Rosales, donde será detenido. Sus gestiones y las de sus hermanos no pudieron salvar la vida del poeta y le ocasionaron amenazas, una multa y la expulsión temporal del partido falangista.
Premio Cervantes
Entre las obras más conocidas de Rosales hay que destacar La casa encendida, con la que obtuvo el premio Nacional de Poesía en 1949, o sus Rimas, premiadas dos años después con el Nacional de Literatura. En 1982 obtuvo el Premio Cervantes. El 24 de octubre de 1992 moría en Madrid.
En opinión de García Montero, la poesía de Rosales está definida por los contrastes, unas tensiones pacíficas que siempre desembocan en la intimidad confesional, después de haber merodeado, trazando un círculo unificador, por las vanguardias y el clasicismo.
A lo largo del prólogo García Montero analiza la obra de Rosales y se detiene en una característica estilística reveladora. "Las comparaciones no son odiosas. Así lo ha demostrado la poesía de Luis Rosales, al convertirlas en uno de los procedimientos más iluminadores y característicos de su escritura". Comparaciones que aparecen en los versos para crear "buena poesía al desplazar el protagonismo de la metáfora para intensificar el proceso sentimental de una mirada. Sentimiento, dame la comparación exacta de las cosas, podría haber escrito Luis Rosales en busca de su eternidad", añade.
Pero, además, García Montero acierta a encontrar en la poesía del granadino la influencia de otro poeta universal, el chileno Pablo Neruda, que impactó en la obra de Rosales mediante la aparición del versículo y del irracionalismo en el mundo de Abril.
Con todo, será la voz personal del náufrago metódico la que haga inconfundible su poesía. Marcada por la tragedia de la Guerra Civil y por sus consecuencias, la obra del granadino profundiza en el proceso doloroso del existir humano y en la utilización de los recursos líricos que le permiten expresar su insatisfacción íntima y esperanzada. "La experiencia de la Guerra Civil impulsó de forma dramática esta inercia humanizadora, hundiendo la blancura trascendente de la primavera en un naufragio cotidiano y acuciante", añade García Montero, que opina que la muerte de García Lorca "acompaña la trayectoria de Rosales en su acercamiento al desengaño barroco y a la existencia agónica".
"Luis Rosales fue un poeta tan arriesgado como cuidadoso. Indagó, exploró, se aventuró en tonos complejos, dialogó con las tradiciones, innovó, buscó con decisión su voz personal, pero al mismo tiempo midió muy bien lo que publicaba, exigió paciencia a sus poemas, condenados a esperar en el cajón o a vivir en la realidad provisional de las revistas", aclara García Montero.
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