Diez poetas recitan a Carnero

Francisco Brines (1932) sostiene que la poesía no tiene público, sino lectores. El también poeta Guillermo Carnero (1947) coincide con este juicio, y añade: "Gil de Biedma decía que la poesía es una empresa de salvación personal".

Ambos poetas valencianos participaron ayer con papeles diferentes en el homenaje a Carnero que le tributaron 10 poetas valencianos, organizado por el Grupo 10, que aglutina a otras tantas librerías de la Comunidad Valenciana. Papeles que se intercambiaron la pasada semana en el homenaje a Brines celebrado en Madrid y al que acudieron algunos los poetas presentes ayer en el Col.legi Lluís Vives de la Universitat de València.

Parece que hay buen rollito entre los poetas valencianos, como demuestra la reunión. ¿Se llevan mejor entre sí los poetas que los novelistas? "Bueno, nadie vive de la poesía, no se vende apenas poesía, por eso quizá hay una exacerbación, una mayor búsqueda de la originalidad, una patología que hace más difíciles las relaciones, porque cada uno busca su pedestal", responde Carnero antes del encuentro. "Por eso tan gratificante", añade el poeta, el acto de ayer, en el que participaron una decena de poetas valencianos, de diferentes estilos y generaciones.

Estaban presentes, además de Brines, Josep Piera (1947), Carlos Marzal (1961), Jaime Siles (1951), Ricardo Bellveser (1948), Fernando Guirao (1980), Francisco Díaz de Castro (1947), Rafael Coloma (1945), Pedro J. de la Peña (1944) y Antonio Cabrera (1958). Cada uno de ellos leyó un poema de Carnero y el interludio musical corrió a cargo de Kontxi Lorente.

Carnero considera que la producción de los poetas valencianos presentes es representativa de la poesía actual en España, tanto por su calidad como por sus diferentes opciones estilísticas. Su poesía ha ido evolucionando, aunque "sin renuncias". Es decir, no renuncia al calificativo de novísimo que le aplicó Josep Maria Castellet en su famosa antología de 1970, pero ahora se ha quitado un poco "la máscara" dando paso a una "expresión más directa".

No parece que le haya ido mal ese desenmascaramiento, pues sus últimos libros Verano inglés y Espejo de gran niebla han recabado el Premio Nacional y el Fastenrath de la Real Academia Española, respectivamente.

La poesía de Carnero, catedrático de Literatura de la Universidad de Alicante, formaría parte de lo que el crítico Harold Bloom llama "gran tradición", según Siles. "Es un nihilista existencial, un nihilista lúcido, un gran esteta que roza el decadentismo", agregó.

"Es un homenaje muy merecido. En la Universidad pudo influir a muchos poetas de mi generación", apuntó Marzal.

"Guillermo Carnero es de mi misma generación y hemos tenido una formación parecida. Si hay posibles influencias han sido compartidas o inconscientes", señaló Piera.

"Lo conozco hace más de 30 años y es uno de los mejore poetas de mi generación", resaltó Díaz de Castro, al tiempo que elogiaba su Verano inglés, y aseguraba que la poesía le había dado "los mejores amigos y también los mayores enemigos, que no conoces".

Guirao reconoce la influencia de Carnero en su manera de escribir. Cuando más en boga está la llamada poesía de la experiencia, el joven escritor, sin embargo, se siente más próximo a las "posibilidades del lenguaje" que exploraban los novísimos de los setenta.

"Es un justo reconocimiento porque Carnero es perdurable y ha sabido antes, en otros momentos, y ahora, estar en la cumbre", comentó Cabrera.