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El Supremo ratifica 13 años de cárcel para los autores del crimen del Maremàgnum

El Tribunal Supremo confirmó ayer la pena de 13 años de prisión para los tres condenados por el crimen del ecuatoriano Wilson Pacheco, que en enero de 2002 murió ahogado en las inmediaciones del complejo comercial y de ocio Maremàgnum de Barcelona. El Alto Tribunal ratifica así la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en marzo de 2004 y por la cual los porteros de discoteca James Anglada y Mariano Romero y el vigilante Fernando Quincoces, además de ir a la cárcel, debían hacer frente a las indemnizaciones impuestas en su día por la Audiencia de Barcelona.

Los condenados por pegar una paliza y después arrojar al mar a Pacheco deberán abonar 96.789,3 euros a la viuda del fallecido, 40.328,62 euros a cada uno de sus tres hijos y 8.065 euros a su madre.

La sentencia del Supremo insiste en la "altísima posibilidad de que se produjera la muerte" de Pacheco cuando, en la madrugada del 27 de enero de 2002, fue arrojado al mar tras recibir "hasta ocho golpes, consistentes en patadas y puñetazos que le provocaron una fractura nasal, además de otras contusiones".

La noche en la que ocurrieron los hechos, Wilson Pacheco, de 27 años, acudió con un grupo de amigos a las instalaciones del Maremàgnum, donde los porteros de la discoteca Caipirinha les negaron la entrada al local por estar ebrios y no llevar un calzado adecuado.

La disputa comenzó cuando el ecuatoriano le lanzó un objeto a un vigilante. Tras una persecución, Quincoces y Romero alcanzaron a Pacheco y le propinaron una paliza en la que, según la sentencia judicial, hubo abuso de superioridad, ya que existió "una evidente desproporción de fuerzas" entre los agresores y la víctima.

Acuerdo tácito

El alto tribunal también estima que James Anglada, quien arrojó al ecuatoriano al agua, además de saber que Pacheco estaba ebrio, conocía que en la zona donde fue arrojado "la profundidad del agua no permitía sostenerse sobre el fondo y para llegar a las escaleras más cercanas era necesario nadar unos 23 metros".

El Supremo rechazó la argumentación de la defensa de Romero y Quincoces, que afirmó que no eran coautores de la muerte de Pacheco porque ellos no le lanzaron al mar. Según la sentencia, no existen dos agresiones independientes y sí un "acuerdo tácito surgido sobre la marcha" probado con la actitud de los dos imputados que, tras ser arrojado Pacheco al agua, abandonaron el lugar "sin gesto alguno de auxilio".

El Tribunal Supremo confirma que el ecuatoriano murió por "asfixia por sumersión" y que en su fallecimiento, además de la carrera previa, las agresiones que recibió y su estado ebrio, también incidió la temperatura del agua, que en enero oscila en torno a los 10 grados centígrados.

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