Estupor

Me entero con estupor de los hechos acaecidos en un colegio vallecano y me veo en la obligación de decir que, como antigua alumna del centro, ha sido y es uno de los mejores colegios del barrio, la educación recibida allí era exigente pero eficiente, sin embargo, como madre de una niña de tres años y medio, la rabia y la indignación sólo me llevan a expresar que no se puede consentir que un colegio con tal prestigio y que no es precisamente gratuito, no disponga del personal suficiente para cuidar en la siesta a sus menores, y en su lugar lo hagan otros menores en muchos casos procedentes de ambientes desestructurados donde no pueden aprender nada bueno.

Pienso que el colegio tiene una gran parte de culpa. En cuanto a los que han causado el daño, créanme, yo a los 12, 13 y 14 años distinguía perfectamente lo que estaba bien de lo que no. El resto de compañeros que aseguran que sabían lo que estaba ocurriendo por los propios agresores, preguntarles por qué no informaron a la dirección de lo que estaban oyendo y, en muchos casos, viendo venir. Ante todo transmitir a los padres que llevan a este colegio a sus hijos, que confíen en la enseñanza que allí se imparte pero que exijan de la manera más contundente que esto no vuelva a repetirse. Y por supuesto, al ser un colegio privado concertado, pedir también responsabilidades al Gobierno regional para que lleve un control mucho más exhaustivo del personal que se contrata, sus instalaciones y la calidad de los centros que subvenciona.